
Cuando lo imposible se vuelve posible. Esta frase sencilla y hasta un poco absurda puede tener sentido cuando se analiza la economía de Argentina. En poco más de un año, este país ha pasado del riesgo de hiperinflación a vivir la primera caída de precios mayoristas en 17 años (si no se tiene en cuenta el covid). Aunque la 'deflación' no es positiva per se para la economía, en el caso de Argentina, donde los disparatados precios han sido el problema durante décadas, es un buen síntoma que ha llevado a los economistas a catalogar este dato como de excelente. El fin de la emisión monetaria para financiar el déficit público y, sobre todo, los recortes del gasto público para acabar con ese déficit que parecía perenne están obrando el milagro. La economía de Argentina se encuentra en una suerte de círculo virtuoso en el que la inflación se modera mes tras mes mientras que la economía se recupera y el empleo crece.
El último dato ha sido muy revelador. El índice de precios internos al por mayor de Argentina registró en mayo pasado un alza interanual del 22,4% y una bajada del 0,3% con relación a abril último, la primera variación mensual negativa que experimenta el indicador desde abril de 2020 y la primera en 17 años si no se tiene en cuenta el periodo del covid-19, que provocó los confinamientos forzados que deprimieron la actividad económica, hundiendo los precios.
Juan Ramón Rallo, Doctor en Economía y profesor de la Universidad Francisco Marroquín, comentaba en la red social X: "Deflación en los precios mayoristas de Argentina. El mejor dato de los últimos 17 años". Este dato llega después de que la inflación en Argentina se moderase en mayo hasta el 1,5% mensual, un dato que superó con creces lo que esperaba el mercado (un 2,1%) y que ha generado cierta euforia en una economía que parecía condenada entrar en hiperinflación en diciembre de 2023, cuando el IPC mensual superaba el 25%.
Un indicador adelantado de la inflación
Cabe recordar que los precios mayoristas son aquellos a los que se venden bienes en grandes cantidades, generalmente entre productores, distribuidores o minoristas, antes de llegar al consumidor final. Teóricamente, estos precios reflejan los costes de producción y distribución más ajustados, y actúan como un indicador adelantado de la inflación, ya que si suben, es probable que los precios al consumidor también lo hagan más adelante. En la práctica, los precios mayoristas influyen directamente en los márgenes de beneficio de las empresas y en las decisiones de compra de los minoristas; si los costes mayoristas aumentan, muchas veces se trasladan al consumidor final, afectando al poder adquisitivo de los hogares y a la competitividad de la economía. En este caso ocurre lo contrario. Por eso, los bancos centrales y los analistas los vigilan como una señal clave de las presiones inflacionistas.
Pues bien, según ha informado este martes el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), en los primeros cinco meses del año los precios mayoristas acumularon un alza del 7,4%. La contracción del 0,3% registrada en mayo es la primera variación negativa desde abril de 2020, cuando el comportamiento de los precios se vio alterado por la paralización de la economía en medio de la pandemia de covid-19.
Según señala la consultora privada LCG en un informe, la caída en los precios mayoristas de productos importados y las subidas acotadas en los productos nacionales explican la deflación mensual de mayo. "Con mayor incidencia de bienes en la estructura del índice mayorista, la convergencia de la inflación mayorista a la baja es más acelerada que la minorista", apuntó LCG.
El IPC se modera con intensidad
Los precios al consumidor en Argentina subieron en mayo pasado el 1,5% en comparación con abril último, su menor tasa de variación mensual en cinco años. El índice de precios al consumidor se situó en mayo pasado en el 43,5% interanual, su decimotercera desaceleración consecutiva.
Tras la súbita devaluación del peso argentino dispuesta por el Gobierno de Javier Milei apenas iniciar su mandato, en diciembre de 2023 y toda la monetización del déficit del Gobierno anterior, la inflación se disparó a una tasa mensual del 25,5% en el último mes de 2023 y una variación interanual del 289,4% en abril de 2024. Hoy, la situación es la opuesta: el Gobierno de Milei ha logrado controlar el déficit público para convertirlo en superávit y la inflación va directa hacia la normalidad.
Pero a mediados del año pasado los precios iniciaron una tendencia descendente en Argentina como resultado de un fuerte ajuste fiscal y monetario y un derrumbe del consumo que aplastó la demanda.
"De mantenerse la conducta fiscal, entendemos que tarde o temprano tendremos un régimen de inflación baja. Pero no hay que despreciar los componentes inerciales en un país con memoria inflacionaria tan arraigada", sostuvo LCG.