Economía

El coste de extinguir un empleo cae un 20% tras la reforma laboral y entra en zona de mínimos

Foto: Alamy

El coste medio de indemnización por despido o extinción de contrato cerró el cuarto trimestre de 2024 en 7.196,65 euros, un 19,9% menos que la cantidad anotada en el mismo periodo de 2021, justo antes de la aprobación y entrada en vigor de la reforma laboral. Pero el retroceso no ha sido general: de hecho, en sectores considerados intensivos en el uso de mano de obra y con salarios más bajos, como el comercio o la hostelería, se ha incrementado.

Si nos remitimos a los últimos datos anteriores a la pandemia, los del cuarto trimestre de 2019, el retroceso global es menor, de un 6,6%, pero el incremento en comercio u hostelería es mucho mayor: se eleva al 35,7% en el primer caso y al 29% en el segundo. Una evolución que muestra que el efecto del cambio legal se ve modulado por otras variables, como el incremento de los costes laborales por la inflación, la fiscalidad o la subida del SMI, así como el impacto de la falta de mano de obra.

Los datos de la Encuesta Trimestral de Costes Laborales (ETCL) arrojan lecturas contradictorias en un momento en el que está sobre la mesa el debate sobre las indemnizaciones por cese. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo ha defendido que despedir en España es "demasiado barato" y los sindicados han arrancado dos resoluciones del Comité Europeo de Derechos Sociales recriminando a nuestro país que el tope de 33 días por año trabajado no es suficientemente "reparativo" para el afectado ni "disuasorio" para las empresas. Eso sí, el Supremo rechaza esta interpretación, lo cual aboca al Ejecutivo a un cambio legal.

La estadística recoge un 'abaratamiento' de la indemnización media, en línea con los datos de la Estadística de Despidos y su Coste que publica (aunque con un año de retraso) el Ministerio de Trabajo. ¿Pero cómo se explica que haya sectores que se han beneficiado claramente por el cambio con unas compensaciones más elevadas?

A priori, los datos de la ETCL son contundentes: el coste medio de despido en el cuarto trimestre de 2024 es el segundo más bajo para ese periodo de la serie histórica (que arranca en 2008) después del 2022, primer año en vigor de la reforma. Pese a una leve recuperación en 2023, se mantiene más 'barato' que antes de la reforma de 2012, que redujo la indemnización por despido improcedente de 45 a 33 días por año.

Esta evolución no es muy coherente con la de los costes salariales que son la base para calcular la indemnización) que han crecido un 12,7% desde 2021 y un 17,7% desde 2019.

Ceses más baratos... pero también más caros

Además, el coste medio por indemnización debería haber subido por el mero efecto estadístico de que se reduce el peso de la temporalidad en la destrucción de empleo. Y es que las cifras que publica el INE ofrecen una panorámica más amplia de los efectos de la norma, ya que no se no se limitan a la indemnización por despido: también incluyen las compensaciones por la finalización de un contrato temporal, que se quedan en 12 días por año.

Esto explicaría que en algunos sectores que antes de la reforma tenían un mayor peso de contratos temporales se haya encarecido el coste de prescindir de los trabajadores, ya que hay más indefinidos. Aunque diversos estudios advierten de que la temporalidad empírica de estos empleos no ha mejorado, ya que se despide a los nuevos indefinidos, cuya indemnización, al haber acumulado menos antigüedad, es menor, el efecto composición hace que las indemnizaciones medias crezcan.

En esto también influyen los indefinidos con contrato fijo discontinuos. Aunque su peso es relativamente reducido, su volatilidad es mucho mayor, ya que encadenan periodos de actividad e inactividad, sin cobrar indemnización al pasar de uno a otro (salvo la liquidación de vacaciones no disfrutadas) porque el contrato no se extingue.

Pero estos mismos factores, que contribuyen a elevar la indemnización media en las actividades más vinculadas a empleos precarios, tienen un efecto negativo cuando se aplica a sectores que ya tenían un mayor peso del empleo indefinido. En ellos, los ceses se traducen en un descenso de la indemnización media. A pesar de que, como confirman los registros de Seguridad Social, los despidos han aumentado un 69,7%. Otro indicio de que se concentran en los recién contratados.

En la comparativa conviene tener en cuenta el efecto de la pandemia en las indemnizaciones. Entre el cuarto trimestre de 2019 y el mismo periodo de 201, las compensaciones habían crecido un 16,7%, impulsadas por el sector público (+85,7%), la banca (54%) el comercio (27,5%) y la hostelería (17,7%). Otras actividades como la informática (46,8%), la consultoría (88,2%) o industrias extractivas (227%) también registraron repuntes superiores, pero su impacto sobre el total del empleo (y por efecto composición sobre la indemnización media) es inferior.

Este comportamiento es lógico en una crisis y se produjo durante la crisis financiera. La pandemia y los confinamientos que frenaron la actividad en muchas empresas, que acabaron optando por despidos entre 2020 y 2021. A pesar del efecto de los ERTEs y las 'prohibiciones' de despedir que, tal y como determinaron los jueces, solo se traducían en improcedencia de los ceses (es decir, con un coste de 33 días por año), lo que también contribuye a elevar las indemnizaciones.

Para 2024, esta distorsión se había corregido de manera notable, pero desigual. En algunos casos, como el sector público, el saldo final es incluso negativo si nos remitimos a 2019, aunque en los sectores considerado más precarios, el repunte es mayor.

Aquí entra en juego otras dos variables: las subidas del SMI acumuladas desde 2020, que han repercutido más en esas actividades que pagaban salarios mas bajos, y la falta de mano de obra que tira al alza de los sueldos. Esto último también ocurre en los campos que requieren profesionales más cualificados, como la consultoría o el sector TIC. A fin de cuentas, la indemnización es proporcional al salario.

Pero incluso descontando el efecto pandemia y el encarecimiento de los costes laborales y salariales, el coste medio de extinguir un contrato baja (un 6,6%), lo que, recordamos, no debería ocurrir si tenemos en cuenta que el número de ceses aumenta y los ceses por caducidad de un contrato temporal baja. Una señal clara de que los empleos indefinidos son menos indefinidos que nunca.

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