Economía

Unos PMI difíciles de digerir para el BCE: las menores presiones inflacionistas 'dejan mal' a Lagarde 24 horas después

  • Los PMI de la eurozona telegrafían un panorama inflacionario a la baja
  • El BCE lanzó en su reunión de ayer unas dramáticas previsiones de inflación
  • Lagarde fio el itinerario del BCE a nuevas subidas de 50 puntos básicos
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, tras la reunión de este jueves. Foto: Bloomberg

El continuo alud de datos macroeconómicos no siempre son el mejor compañero de los banqueros centrales. Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE) y el Consejo de Gobierno del banco lo han podido comprobar este viernes. Si ayer jueves pintaban un panorama dramático en términos de inflación para 2023 que sorprendió a los analistas, los PMI preliminares de diciembre conocidos hoy reflejan un remarcable relajamiento en estas presiones.

"La inflación continúa siendo excesivamente elevada y se proyecta que se mantenga por encima de su objetivo durante demasiado tiempo", dijo la presidenta del BCE en la rueda de prensa tras el Consejo de Gobierno del banco central, que decidió subir los tipos en otros 50 puntos básicos hasta llevar la tasa de depósito el 2%, su nivel más alto en 14 años. "Parece obvio que con los datos que tenemos hasta ahora, (...) deberíamos esperar una subida de los tipos a un ritmo de 50 puntos básicos por reunión durante un periodo de tiempo", añadió Lagarde.

Previamente a la comparecencia de Lagarde, el BCE publicó sus proyecciones de diciembre, revisando al alza su previsión de inflación de este año para la eurozona hasta el 8,4% (tres décimas más); así como las de 2023, hasta el 6,3% (ocho décimas más); y 2024, hasta el 3,4% (1,1 puntos más). También avanzó que la de 2025 será del 2,3%. Esta agresiva senda, que causó cierta sorpresa, permitió a Lagarde telegrafiar que una recesión "leve y poco profunda" no será suficiente para doblegar a esta inflación.

La réplica ha venido este viernes con los PMI (índices de gestores de compras) que elabora S&P Global encuestando a empresas y que sirven de indicador de la actividad. En la lectura preliminar de diciembre se arroja que el PMI compuesto de la eurozona mejoró de 47,8 a 48,8, más de lo esperado por los analistas. Mientras que el PMI manufacturero ha pasado de 47,1 a 47,8 puntos, el PMI de servicios también mejora pasando de 48,5 a 49,1 puntos.

Los datos se han visto arrastrados al alza por la sorpresa positiva de Alemania, que ha presentado una lectura mejor de lo esperado tanto en industria como en servicios. En el país germano, el PMI manufacturero sube de 46,2 a 47,4 puntos. El de servicios pasa de 46,1 a 49. Y el compuesto de 46,3 a 48,9. La parte negativa ha llegado de Francia. El PMI manufacturero ha avanzado en diciembre de 48,3 a 48,9 puntos. Sin embargo, el PMI de servicios ha ido en dirección contraria, pasando de 49,3 a 48,1 puntos. Esto ha arrastrado a la baja al PMI compuesto: de 48,7 a 48 puntos.

"Los datos del cuarto trimestre en la eurozona son coherentes con una contracción del PIB a un ritmo trimestral ligeramente inferior al 0,2%, y los indicadores prospectivos auguran actualmente que el ritmo de descenso se reducirá aún más en el primer trimestre. La desaceleración del sector manufacturero se ha moderado de forma especialmente marcada en diciembre, encabezada por Alemania y vinculada a una combinación de mejora de las condiciones de suministro y reducción de los temores de restricciones energéticas", explica Chris Williamson, encargado de elaborar el informe de S&P Global Market Intelligence.

"Estos niveles siguen indicando contracción (menos de 50 puntos), pero a medida que el trimestre llega a su fin, podemos concluir que la contracción de la economía de la eurozona fue probablemente leve", coincide Bert Colijn, analista de ING. Buscando ir un paso más allá, el experto desgrana más datos del informe para evaluar el estado de las presiones inflacionarias.

"En el sector manufacturero, la producción cayó menos, en parte porque la caída de los nuevos pedidos también se atenuó un poco. Pero lo más importante es que los plazos de entrega mejoraron por primera vez desde el inicio de la pandemia. Esto indica que los problemas de la cadena de suministro se están resolviendo rápidamente", explica. "En cuanto al crecimiento de los precios, el alivio de los problemas de oferta se suma a las presiones desinflacionistas. Las empresas informaron de una mejora significativa de la inflación de los costes de los insumos, ya que aumentaron al ritmo más lento desde mayo de 2021", agrega.

Según el economista de ING, los precios de venta siguieron aumentando a buen ritmo, pero este se ha ido ralentizando. Atendiendo a la encuesta, remarca, esto se debe a la menor necesidad de repercutir los mayores costes en los precios a los consumidores y a los descuentos relacionados con la menor demanda. Y ahí llega el 'dardo' al BCE.

"Para el BCE, la de los PMI debe de ser una encuesta bastante difícil de interpretar. Ayer, el banco central se mostró especialmente duro con la situación económica y Lagarde señaló que es poco probable que una recesión leve baste para controlar la inflación. Aunque la desaceleración parece remitir según la encuesta, también vemos que las presiones inflacionistas siguen enfriándose. Para las 'palomas' del Consejo de Gobierno, es probable que esto último alimente la preocupación de que el BCE pueda acabar haciendo demasiado", concluye el analista.

"Ayer, los comentarios de Lagarde tuvieron el instinto sensacionalista de un verdadero político, y se excedió en la perspectiva de un endurecimiento", reflexiona Paul Donovan, estratega de UBS. "Existe el riesgo de que las políticas de los bancos centrales se excedan. Es probable que la inflación basada en los márgenes de beneficio sea menos rígida que la inflación basada en los costes salariales", sentencia.

"Los PMI de la zona euro no disuadirán al BCE de seguir adelante con el endurecimiento monetario, en particular con otra subida de 50 puntos básicos en febrero. Sugiere que la desaceleración económica provocada por la subida de los precios de la energía, la inflación generalizada y el endurecimiento de las condiciones financieras no es especialmente profunda y la inflación sigue siendo inaceptablemente alta", expone David Powell, jefe para la zona euro de Bloomberg Economics. "Aunque la inflación se está desacelerando", admite.

Errar por el lado hawkish

"El BCE siente que su credibilidad está en juego y, en consecuencia, está decidido a errar por el lado hawkish, a riesgo de exagerar. Sin embargo, resulta desconcertante que el BCE se haya vuelto más agresivo en un momento en que la economía ya ha entrado en recesión según sus propias previsiones", pondera Silvia Dall'Angelo, economista de Federated Hermes. En su opinión, las perspectivas de crecimiento del BCE presentan pronunciados riesgos a la baja, lo que implica también cierto riesgo a la baja para sus perspectivas de inflación a medio plazo.

"El mensaje del BCE es preocupante y también un recordatorio de que los bancos centrales miran la economía con otros ojos que los inversores. Ya hay numerosos comentarios en el mercado que apuntan a que el BCE está a punto de cometer un grave error político al seguir presionando con subidas cuando la economía ya se enfrenta a fuertes vientos en contra", apunta Johan Javeus, analista de SEB.

"La decisión del BCE de subir los tipos de interés 50 puntos básicos era una medida muy esperada, pero el comunicado que acompañó a la misma fue sorprendentemente hawkish. La presidenta Lagarde parecía querer dirigir explícitamente las expectativas del mercado hacia un tipo terminal más alto. No es habitual que Lagarde intente orientar a los mercados de forma tan contundente, lo que demuestra la urgencia de lo que quiere decir el BCE", subraya Luke Bartholomew, economista senior de abrdn.

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