
Hay muchos a los que les gusta conducir, pero hay otros que prefieren viajar con la comodidad de dejarse llevar al destino. Y dirigidas a esa creciente masa de viajeros aparecen ahora nuevas soluciones con coches donde lo importante ya no es el conductor.
Viajar sin preocupación en cómodos asientos traseros ha sido tradicionalmente un símbolo de riqueza y poder entre altos directivos y administradores, pero cada vez más hay quien simplemente prefiere aprovechar el tiempo de sus trayectos en coche para escribirse con sus allegados, descansar o, incluso, trabajar.
Conscientes de esta corriente, los fabricantes de coches han empezado a lanzar productos específicos que buscan satisfacer las nuevas demandas. Sobre todo animados por el mercado chino, donde el creciente número de personas ricas ha ejercido una gran influencia en el desarrollo de variantes de automóviles con una mayor batalla para ofrecer un nivel de confort más alto.
Pero la tendencia se está extendiendo poco a poco hasta romper las barreras geográficas y ya son varias las marcas que también se han apresurado a optimizar el espacio y la habitabilidad de las plazas traseras.
Algunos ejemplos
Las firmas premium alemanas se han especializado mucho en este tipo de prácticas, en la que el Mercedes-Benz Clase S de batalla larga es el máximo exponente del confort de viaje dentro de los coches de representación. Y hasta las marcas más deportivas apuestan ya por estos movimientos: un ejemplo es Porsche, que en el último rediseño de su Panamera (ya de por sí orientado a un conductor más práctico) incluyó también una versión de carrocería larga: 15 centímetros más que cuestan unos 15.000 euros más con respecto a la variante corta.
También otras marcas de superlujo, que ya de por sí presumen de máximo confort en sus automóviles, trabajan en este sentido. Por ejemplo, la marca Bentley, que no es dudosa en este tipo de ofertas, ha dotado a la última generación de su Flying Spur de unos asientos traseros reclinables para disfrutar del viaje lo más cómodo posible mientras se duerme o se juega y chatea con el iPad.
Y hablando de Bentley, la fiebre de los SUVs que afecta a este y otros tantos fabricantes de coches de lujo (Maserati, Lamborghini e, incluso, Rolls-Royce) también va encaminada a satisfacer la demanda de los que prefieren ser conducidos. ¿O es que son muchos los que buscan meter un vehículos de 200.000 euros por los caminos de tierra? Los todocaminos, más allá de su capacidad offroad, se caracterizan por una posición más alta y un mayor espacio que los coches de su segmento, por lo que constituyen una interesante opción a este respecto.
Las tendencias cambian y parece evidente que existe una mayor indiferencia entre las nuevas generaciones por la experiencia de conducir, otrora símbolo de libertad e independencia. Las marcas, ya se sabe, quieren rellenar todos los huecos del mercado y por ello es seguro que cada vez veremos más y más coches donde el conductor dejará de ser el protagonista.
De hecho, ya han comenzado a aparecer los primeros prototipos en este camino: el Ford Transit Skyliner o el Tesla Model S by Rinspeed son algunos buenos ejemplos de ello. Y ello sin mencionar a los coches autónomos...