
Turquía y la lira han sido los indiscutibles protagonistas en los mercados durante la semana pasada y el comienzo de esta. La debacle de la lira ha dejado en un segundo plano los movimientos que está registrando el yuan frente de al dólar, que ya toca mínimos de junio de 2017.
Los problemas en Turquía han activado el modo risk off en los inversores que están moviendo sus capitales hacia activos denominados en dólares, lo que está ejerciendo una fuerte presión apreciadora sobre el 'billete verde'. Esta fortaleza del dólar junto a la pasividad del Banco Popular de China está llevando al yuan a mínimos en su cruce con el billete verde de los últimos 13 meses.
En la jornada presente el yuan cae alrededor de un 0,5% frente al dólar y se cambia a 6,88 yuanes por unidad del 'billete verde'.
A todo ello, hay que sumarle los factores que pueden estar aportando cierta debilidad a la divisa china, como la desaceleración del crecimiento económico, un mercado inmobiliario muy caliente o el rápido crecimiento de la deuda.
Como destacaba la semana pasada el boletín económico del Banco Central Europeo, el crecimiento del PIB en China se ha moderado en el segundo trimestre de 2018, "mientras que los mercados financieros registraron presiones a la baja... la actual campaña para promover el desapalancamiento estructural se ha centrado en el sector bancario, pero está afectando a las pautas de inversión", señalaban los expertos del BCE.
Las debilidades de China
Dentro de este boletín, el BCE ha dedicado un artículo al mercado inmobiliario del 'gigante asiático' en el que reconoce que "un retroceso severo del mercado de la vivienda podría afectar considerablemente a la economía china, con posibles efectos sobre la economía mundial". El BCE cree que existe un riesgo importante de que esta corrección se produzca en algunas ciudades, lo que "podría provocar un endurecimiento más general de las condiciones de financiación".
No obstante, aunque el yuan mantenga la senda la senda de la depreciación contra el dólar, desde ING creen que "desde que el Banco Popular de China devaluó el yuan el 11 de agosto de 2015, los movimientos de la divisa han tenido una importancia para los mercados globales más bien anecdótica".
Por otro lado, el banco central de China ha asegurado que no utilizará el yuan como una herramienta para hacer frente a las tensiones comerciales y otros asuntos externos, y que no realizará ningún estímulo económico "fuerte".
El Banco Popular de China no implementará estímulos del estilo "riego por inundación", según el informe trimestral de política monetaria publicado la noche del viernes en Pekín. La política monetaria prudente debe mantener la neutralidad y "mantener el equilibrio entre la restricción y la relajación", lo que indica un sesgo levemente más expansivo que hace tres meses.
El banco central ha estado recorriendo un camino muy difícil: es responsable de restringir la creciente deuda en todo el país, pero también debe asegurarse de que las empresas puedan pedir prestado dinero para invertir y continuar impulsando el crecimiento. Esa tarea se ha vuelto cada vez más difícil debido a la guerra comercial con Estados Unidos y a una economía que ya se está desacelerando, señalan los expertos de Bloomberg.
Por ahora, el yuan vuelve a acercarse al nivel de los 7 yuanes por dólar, que estuvo tan cerca de tocar en 2016 y que asustó a economistas, analistas e inversores. Si la fortaleza del dólar se prolonga y la Reserva Federal sigue endureciendo la política monetaria a un ritmo superior al del resto de grandes economías, puede que los flujos de capitales sigan buscando sitio en los activos en dólares y finalmente la divisa china toque los 7 yuanes por dólar.