
Los primeros en aprovechar el potencial de las criptodivisas, y por tanto del Bitcoin, están abandonando la famosa moneda virtual para dar el salto a otras con mayor privacidad.
Las monedas como Monero, diseñadas para evitar seguimientos, subieron más en estos dos últimos meses, mientras los agentes de la ley adoptan herramientas de software para monitorizar a quienes utilizan bitcoins. Hay firmas de análisis como Chainanalysis que están adquiriendo más experiencia para detectar acumulaciones de monedas digitales relacionadas con el crimen o el lavado de dinero, alertar a las bolsas e impedir la conversión a dinero efectivo tradicional.
La Europol hizo sonar la alarma hace tres meses y redactó un informe según el cual "otras criptomonedas como Monero, Ethereum y Zcash están ganando popularidad dentro del submundo digital". Los extorsionadores online, que usan ransomware para bloquear las computadoras de sus víctimas hasta que se desembolsa un pago, han comenzado a exigir, en cambio, dichas monedas. El 18 de diciembre unos hackers atacaron 190.000 sitios de WordPress por hora para conseguir que entregaran Monero, según la compañía de seguridad Wordfence.
Para los ataques con ransomware, Monero es ahora "una de las favoritas, quizá 'la' favorita", dijo en una entrevista telefónica Matt Suiche, fundador de Comae Technologies, una empresa de seguridad con sede en Dubái.
Monero cuadruplicó su valor hasta 349 dólares en los dos últimos meses de 2017, según coinmarketcap.com, quedando entre una serie de monedas emergentes que avanzaron más que bitcoin, la moneda digital más valiosa del mundo. Bitcoin duplicó su valor durante ese mismo período, según datos de Bloomberg.
En el caso de Monero, los delincuentes recurren a ella porque la tecnología subyacente de Bitcoin puede actuar en su contra. La cadena de bloques o blockchain registra meticulosamente qué domicilios envían y reciben las transacciones, incluyendo la hora y la cuantía exactas --datos fantásticos para usar como prueba--. Si se relaciona un domicilio con un delito y luego se analiza atentamente el universo bitcoin, se puede ver cómo los fondos desaparecen y reaparecen en otros lugares.
Los investigadores han desarrollado bases de datos y técnicas que permiten procesar esa información para finalmente atrapar delincuentes. Supongamos que, por ejemplo, se sabe que un bar de Berkeley tiene determinado domicilio bitcoin, y un monedero usado por un extorsionador transfiere allí la misma cuantía cada mañana a las 9.00. La policía puede presentarse y proceder a un arresto.
Creada en 2014, Monero es muy diferente. Encripta el domicilio del destinatario en su cadena de bloques y genera domicilios falsos para ocultar al verdadero remitente. También esconde el montante de la transacción.
Las técnicas son tan potentes que el software que detecta monedas de las que se sospecha que han sido obtenidas por medio de un delito ahora señala prácticamente todo lo que se convierte en o a partir de Monero considerándolo de alto riesgo, según Pawel Kuskowski, máximo responsable de Coinfirm, que ayuda a las bolsas y otras compañías a evitar el dinero sucio. Esto se compara con sólo un 10% de bitcoin, dijo.