Banca y finanzas

El peso del inmobiliario en la banca es tres veces menor que en el Popular

  • Los créditos al promotor y los pisos adjudicados representan el 7% de los activos totales del sector
  • Las provisiones realizadas por el sistema cubren entre un 30 y un 41% los riesgos con el ladrillo

El sector inmobiliario continúa siendo un lastre para la banca española. Es el causante principal de los activos improductivos que aún acumula y que ha llevado al Popular a poner en marcha una ampliación de capital de 2.500 millones de euros para sanear su balance.

El volumen de crédito al promotor e inmuebles adjudicados de las trece mayores entidades ascendía a 149.155 millones de euros, lo que supone el 7 por ciento del total de activos, un cifra que, a juicio de los reguladores, es excesiva porque drena la capacidad de las entidades para mejorar su rentabilidad en un contexto de bajos tipos de interés.

El peso del ladrillo en el conjunto del sistema es, sin embargo, bajo si se compara con el que registra el Popular, que asciende a un 20 por ciento, aunque hay que tener en cuenta que buena parte de las entidades han contado con ayudas públicas y han transferido la mayor parte de los créditos al promotor y los adjudicados al banco malo o Sareb en el marco del rescate financiero por parte del Eurogrupo.

Los supervisor están instando a todas las entidades a rebajar este tipo de activos en el menor tiempo posible, mientras que el mercado exige que se cubran bien sus riesgos con provisiones. De ahí que el Popular se haya visto obligado a lanzar una operación para captar dinero en el mercado y poder llevar a cabo dotaciones en esta cartera y otros segmentos con bajas coberturas.

Algunos expertos consideran que no sólo el Popular debe afrontar un mayor deterioro de sus activos. Por ejemplo, JP Morgan eleva el agujero de provisiones en el sector en unos 14.000 millones, aunque todo dependerá de la evolución de la economía y de la incertidumbre política tanto en España como en Europa tras el desenlace de las elecciones y del conocido como Brexit -abandono de la UE por parte del Reino Unido-.

Incremento de dotaciones

El Popular ha señalado que tendría que sanear su balance con un coste superior a los 4.000 millones para elevar la cobertura media de sus activos improductivos al 50 por ciento. Un parte relevante son inmobiliarios, ya que durante años el grupo decidió retenerlos ante las expectativas de una mejora de la situación y de los precios.

La entidad que preside Ángel Ron elevará así las dotaciones en inmuebles y préstamos al promotor, al tiempo que intentará acelerar la reducción de estos activos tóxicos con ventas de carteras.

Según los datos del propio banco, la cobertura de los adjudicados se sitúa en el 37,2 por ciento, por debajo de la media del sector en 4 puntos porcentuales. En el caso de los créditos, la hucha cubre casi el 25 por ciento de los riesgos sin tener en cuenta las garantías aportadas por los clientes, lo que supone cerca de 6 puntos porcentuales menos que sus competidores.

El nivel de las dotaciones otras entidades también se encuentra por debajo de la media. Este es el caso del Sabadell y Liberbank, pero a diferencia del Popular, ambos cuentan con esquemas contra pérdidas en sus carteras vinculadas a CAM y CCM, respectivamente, por importes de 16.000 millones y 2.475 millones.

En el Sabadell, por ejemplo, la cobertura de adjudicados se limita al 24 por ciento, pero si tiene en cuenta el esquema otorgado por el Banco de España con cargo al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), el porcentaje asciende a más del 43 por ciento.

Tanto en el grupo catalán como en Liberbank la carga del segemento inmobiliario es más elevado que en el resto. En concreto se sitúa en torno al 13 por ciento del total de activos en ambos, es decir, casi el doble que el conjunto del sistema, por lo que necesitaran más que el resto disminuir de una manera más acelerada su exposición. El Sabadell, con el objetivo de diversificar la fuente de ingresos y de rebajar el peso del ladrillo ha llevado a cabo su primera gran operación fuera de nuestro país, al haber adquirido TSB en Reino Unido. Con su inclusión los activos inmobiliarios representan un 11 por ciento del balance.

En Caixabank, por ejemplo, los créditos al promotor disponen de una cobertura por debajo de la media, en el 24,1 por ciento, y en Bankinter, un 9,6 por ciento. En la entidad catalana, el peso global ladrillo está ligeramente por encima del sector, en el 7,8 por ciento, y en el grupo que lidera María Dolores Dancausa apenas se sitúa en el 2,6 por ciento, el más bajo. Las dotaciones de pisos y suelos en ambos, por su parte, superan con creces el 50 por ciento en Caixabank, es decir, muy por encima de los competidores, mientras que en Bankinter en el 40 por ciento, levemente por debajo de la media.

Grupos nacionalizados

Las coberturas en Bankia y BMN, los dos grupos nacionalizados, son también inferiores, pero gracias a que transfirieron sus activos dañados a la Sareb, su exposición al ladrillo es relativamente reducida. En la primera, inferior al 3 por ciento y en la segunda en el 5,6 por ciento de su balance.

Para incentivar la salida de inmuebles en el sistema, el Banco de España ha aprobado recientemente una nueva normativa con la que penaliza la tenencia de este tipo de activos. En líneas generales, la circular no permitirá anotarse plusvalías cuando se desinviertan pisos y suelo por encima del valor neto de las provisiones que hayan permanecido en cartera más de tres ejercicios.

Junto a la elevada exposición inmobiliaria, el sector español se enfrenta a más riesgos. Uno de ellos es la eventual devolución de todo el dinero cobrado de más en las hipotecas con cláusula suelo, que podría suponer un coste de 7.500 millones al conjunto de las entidades.

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