
Más allá de la vivaz Berlín y de la abultada lista de ciudades, cargadas de historia y atractivo, con las que Alemania atrae a sus visitantes, este país centroeuropeo cuenta con un gran reclamo turístico... un tesoro que no está escondido, sino bien a la vista de todos: su naturaleza espectacular.
Muchos viajeros se sorprenden al descubrir que en los cerca de 360.000 kilómetros cuadrados que abarca el territorio alemán existen 16 Parques Nacionales, más de un centenar de Parques Naturales y 15 Reservas de la Biosfera Unesco. La decidida actitud responsable de los alemanes por preservar la naturaleza les ha llevado a crear la marca específica, "Nationale Naturlandschaften" (Paisajes Naturales Nacionales), que reúne todos aquellos espacios que sobresalen por su belleza natural.

Fotografía: Berchtesgadener Land.
Moverse en este mapa verde es sencillo porque existe toda una logística turística alrededor que facilita enormemente su disfrute. Excursiones guiadas, grandes posibilidades para la práctica de deportes como el senderismo, el ciclismo o la escalada, empresas que se ocupan de trasladar nuestro equipaje hasta el siguiente alojamiento marcado en nuestra ruta y lugares donde sencillamente disfrutar de un merecido descanso en sintonía con la naturaleza. Asimismo, los viajeros con movilidad reducida deben saber que hay espacios naturales que han convertido la accesibilidad en una característica más, con lo que podrán descubrirlos como cualquier otro visitante.
A pie, sobre dos ruedas... o sobre las copas de los árboles
Los aficionados al senderismo disfrutarán a sus anchas con paisajes de lo más diverso. Desde el impactante Parque Nacional de la Suiza Sajona, cuyas escabrosas paredes de piedra constituyen todo un desafío para los escaladores, a los tupidos bosques del Parque Nacional de la Selva Negra, pasando por Pomerania, a orillas del Báltico, donde las dunas y los lagos de playa terminan por fundirse con el bosque. El senderismo es una gratificante alternativa para conocer el territorio pausadamente. Bajo nuestras botas el terreno va plegándose o ganando altura, mientras el colorido del paisaje circundante va evolucionando, en consonancia con la vegetación dominante en cada zona.

Ruta ciclista por la Costa Norte. Fotografía: ONAT.
Alemania posee una red de senderos que se extiende sobre más de 200.000 kilómetros, con una adecuada señalización, para no perderse. Los senderistas "en forma" pueden optar por alguna de las 300 rutas premium aprobadas por el German Hiking Institute (Instituto Alemán de Senderismo) o las 86 rutas certificadas por la German Ramblers' Association (Asociación Alemana de Senderistas). Muchos de estos itinerarios son especiales no sólo por tener en cuenta la riqueza y belleza de los entornos naturales por los que discurren, sino por incluir 'extras' muy apetecibles, como una parada en un pintoresco pueblo o la visita a un antiguo castillo.

Palacio de Vischering. Fotografía: Münsterland.
Los ciclistas y cicloturistas también están de suerte porque Alemania está surcada por más de 200 rutas ciclistas. Algunas se encaraman a los propios Alpes, permitiendo a los apasionados de este exigente deporte emular las hazañas de sus ídolos. Pero hay otras muchas rutas perfectas para sencillamente disfrutar del entorno, que se pueden realizar en familia, con niños, o con el grupo de amigos. ¿Por qué no una ruta entre viñedos para conocer de paso, alguna de las 13 regiones vitivinícolas alemanas?
Otra ruta de interés natural, que puede completarse en diferentes tramos y ofrecernos excusa para acercarnos a ciudades como Dresde o Hamburgo, es la que marca el río Elba. Su paisaje fluvial abarca nada menos que cinco Estados federados y sus riberas riegan varios parques naturales. Los más "marineros" pueden aventurarse en balsa por el Elba. Las hay propulsadas con energía solar, para practicar un ecoturismo en toda regla. Las travesías en barco a motor o excursiones en vapor de recreo son también alternativas a considerar en función de las características del grupo viajero.
Fotografía: Siegfried Richter.
En suma, las opciones para disfrutar de la naturaleza en este país son innumerables... y algunas muy originales. En el Parque Nacional de Hainich, en el estado de Turingia, se ha habilitado un sendero que avanza entre las copas de los árboles, a 44 metros del suelo. ¡Abstenerse quienes padezcan de vértigo! La estructura corona una zona de selva virgen en Thiemsburg que, pie a tierra, resultaría difícilmente accesible. Otro aliciente a esta excursión es que podemos acercarnos hasta la Aldea del Gato Montés Hüscheroda, un lugar donde observar a estos hermosos animales. Si queremos completar el periplo con una visita cultural, no muy lejos, resguardado por los bosques de Turingia, se alza el imponente castillo de Wartburg. Sus muros refugiaron al mismísimo Martín Lutero, ocupado en traducir el Nuevo Testamento al alemán.
Con tal cantidad de espacios naturales protegidos, no es de extrañar que en cada salida al campo tengamos la suerte de toparnos con alguna especie, natural o animal de especial interés. Lugares como la Reserva de la Biosfera Unesco de Bliesgau cautivan a los viajeros, con sus prados de orquídeas y bosques de hayas. Bliesgau se encuentra al sureste del Sarre, en la frontera con Francia, y es un paraíso para especies en peligro de extinción como el mochuelo de Sarre o la doncella de ondas, una bella mariposa de colores naranja y marrón.

Mochuelos en la Reserva Natural de Bliesgau, en la región del Sarre. Fotografía: Tourismus Zentrale Saarland - Günter Kopp.
De veraneo a una isla
Otra sorpresa que nos reserva la variada orografía alemana son sus islas, que se cuentan por centenares. Una de las más hermosas, además de la más grande, es Rügen, en el noroeste del país, sobre el Báltico. A los aficionados a la pintura les sonará este nombre por uno de los lienzos de Friedrich que se llama precisamente 'Los acantilados blancos en Rügen' y que el pintor realizó tras pasar su luna de miel en esta isla.

El Parque Nacional de Jasmund, en Rügen. Fotografía: Natrional Park Zentrum Königsstuhl - Peter Lehmann.
En Rügen disfrutaremos de la playa, de la tranquilidad de localidades como Putbus, que es además su más afamada estación balnearia y de paisajes asombrosos. El Parque Nacional de Jasmund tiene el privilegio de conservar los Antiguos Hayedos de Alemania, con una antigüedad calculada en unos 700 años. Estos bosques únicos, tupidos y osados hasta encaramarse al borde de los acantilados, son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Recorrerlos a pie o en bicicleta, por las rutas habilitadas al efecto, hasta alcanzar los célebres acantilados de Creta -los acantilados blancos retratados por Friedrich- constituye una atractiva excursión acompañados con la brisa del mar.

Mar del Norte. Fotografía: Adam Schnabler.
Más información:
La Oficina Nacional Alemana de Turismo ha habilitado el apartado Enjoy German Nature en su web en español, donde recopila información detallada sobre los espacios naturales más atractivos del país. Además, permite diseñar una ruta personalizada, generando el planning de viaje para imprimir o enviar a los amigos.
En Twitter: #EnjoyGermanNature