
Una historia increíblemente rica y grandes hazañas conviven en armonía en el Egipto de hoy. Los lujosos hoteles se ocultan entre los extensos desiertos que rodean el Delta y el Valle del Nilo, dejando al visitante sin aliento ante sus animadas ciudades y sus antiquísimos templos.
Aire fresco, verdes oasis, aventura, arqueología y un paisaje que te dejará sin respiración, son algunos de los tesoros que esconde el Valle del Nilo, la mayor región de Egipto y uno de sus más importantes enclaves turísticos.
La zona, libre de contaminación, garantiza una atmósfera relajante que comprende los oasis egipcios más famosos, como El Baharia, El Dakhla, El Farafra, Baris y Balat. Casas construidas a base de materiales naturales, rodeadas de plantaciones de trigo, caña de azúcar, frutas y verduras, en mitad de una inmensa llanura de marismas en forma de delta, componen una instantánea única.
El Nilo es el segundo río más grande del mundo, después del Amazonas. Sus 6.400 kilómetros de extensión han sido testigo de la evolución de la vida y la economía egipcia. A los márgenes de la gran arteria egipcia podrás observar el conglomerado compuesto por los grupos de pescadores afanados en sus labores, campesinos y turistas que observan a su alrededor impresionados por la grandiosidad de estas aguas.
El lado más romántico del Nilo
No hay forma más romántica de conocer este Valle de tonalidades verdes y anaranjadas que atravesando el río en un crucero en busca de los múltiples tesoros faraónicos que esconde, dejándose llevar por las increíbles puestas de sol egipcias.
Durante siglos, este río ha suscitado una enorme fascinación, e incluso en la actualidad evoca días enigmáticos y noches de pasión a bordo de elegantes embarcaciones de vapor. Atravesar sus aguas a bordo de las tradicionales falucas (pequeños veleros de madera) arropados por la oscuridad de la noche y un cielo cubierto de millones de estrellas, es otra opción para dar rienda suelta a la ternura en pareja.
El paisaje bucólico del río pasa ante el viajero en un formato panorámico, al más puro estilo cinemascope, para deleite del espectador. De vez en cuando, en las excursiones en tierra, el visitante puede disfrutar de enclaves faraónicos de gran interés, ya que, el trayecto entre Asuán y Luxor pasa por Esna, Edfú y Kom Ombo.
Los pasajeros pueden seleccionar una gran variedad de barcos y trayectos, con viaje de ida, o de ida y vuelta, para sumergirse en la experiencia aún más plenamente. Otro de los atractivos náuticos de Egipto es la oportunidad de embarcarse en una travesía por el lago Nasser en una amplia selección de cruceros, alguno de los cuales brindan al viajero todo tipo de lujos.
El Cairo, la herencia faraónica
La historia de Egipto se remonta a los tiempos prehistóricos y a la época en que se formó el desierto del Sáhara, que impulsó a las primeras civilizaciones a desplazarse más cerca del Nilo para pescar y cultivar sus cosechas.
En El Cairo, la metrópolis más grande de África y el centro urbano del mundo árabe, Oriente y Occidente se unen en una fusión del pasado, presente y futuro con un resultado fascinante. Los atractivos de esta "madre de todas las ciudades" son casi infinitos.
Todo recién llegado debe, en primer lugar, hacer una peregrinación a las Grandes Pirámides de Giza, la única de las siete maravillas de la Antigüedad que todavía se conserva. Una visita a las cámaras funerarias del interior de las Pirámides, el Museo del Barco Solar y el espectáculo de Luz y Sonido ante la Esfinge le ofrecerá una visión inolvidable de la cultura de la época de los Faraones.
La necrópolis real de Saqqara no es menos importante. En ella se hallan pioneras obras de arte que nos hablan de la riqueza y el espíritu creador que existió en la vecina Menfis, la primera capital del Imperio Antiguo. Entre lo más destacado se incluyen la Pirámide Escalonada de Zoser y el Serapeum, donde yacen los sagrados toros Apis.
Una corta excursión nos lleva hasta Dahshur, un lugar tranquilo lejos de las multitudes, donde se erigió por primera vez una tumba monumental con forma de pirámide perfecta. De vuelta al moderno centro de El Cairo, comprobaremos que nunca es suficiente una sola visita al Museo Egipcio, que atesora miles de preciados objetos de la Antigüedad y, en particular, el legendario tesoro de Tutankamón.