Viaje del mes

Del Kremlin a la Gran Muralla

Trenes lujosos y evocadores del pasado, símbolos de la historia de la vieja Europa que todavía circulan sobre los raíles. Probablemente el más famoso es el ferrocarril Transiberiano, que completa un viaje increíble, desde el corazón de Rusia hasta China, atravesando Mongolia.

Atravesando el vasto territorio de Siberia.

La travesía que desde 1904 realiza este tren se extiende sobre más de 9.000 kilómetros, dejando atrás ciudades rusas como Vladimir, Nizhny Novgorod, Perm, Ekaterinburgo e Irkutsk. Nombres que a más de uno le sonarán por las aventuras literarias del aventurero Miguel Strogoff. El Transiberiano bordea también el famoso Lago Baykal, una extensión de agua enorme, más de 30.000 kilómetros cuadrados, una medida acorde a las dimensiones naturales de Rusia.

Pero volvamos al tren. En aquellos locos años 20, como se suele recordar esa década, estos trenes eran perfecto icono del lujo. A bordo solían viajar excéntricos personajes, gente adinerada y amante de la buena vida. Y, aunque en el transcurso de las décadas, los grandes ferrocarriles cedieron -en parte- a los barcos su aureola de esplendor, los trenes siguieron siendo una tentadora opción.

El lago Baikal.

Tras una época relegados, en los últimos tiempos los trenes de lujo -con un componente más turístico- han vuelto a caminar lustrosos sobre sus caminos de hierro, brindando la posibilidad a los viajeros de alcanzar lugares remotos, como Mongolia. Este país, heredero del gran imperio mongol fundado por Gengis Kan, es uno de los más grandes del mundo. Su capital, Ulan Bator, ostenta el récord de ser la más fría del planeta y es donde se concentra la población del país. No es de extrañar dadas las condiciones extremas de muchas regiones. Pensemos que aquí se encuentra el famoso desierto de Gobi. Aunque este apelativo no deja de ser redundante, puesto que el término 'gobi' no significa otra cosa en mongol que 'desierto'. En cualquier caso es un extraño desierto, un desierto frío, pues sus mínimas (-40 ºC) resultan menos soportables que las máximas (45º).

El inmenso desierto de Gobi.

Superada Mongolia, el Transiberiano se adentra en China. El país más poblado del mundo es un gigante desconocido para los viajeros occidentales. Conocer bien sus principales ciudades y enclaves de interés exigiría varios viajes. En este, si es el primero, es imprescindible Beijing, la capital, donde viven unos 22 millones de personas.

Ciudad cuadriculada y de tráfico infernal, Beijing cuenta con múltiples atractivos para el visitante: la Gran Muralla (cuyo impresionante trazado también la atraviesa), la Ciudad Prohibida, el Palacio de Verano, el Templo del Cielo y el Sitio del Hombre de Beijing... Todos ellos integran la lista de Patrimonios de la Humanidad. Otro lugar muy frecuentado por los turistas es la Plaza de Tian?anmen, escenario de acontecimientos históricos y revueltas.

Completado este gran viaje es imposible no retener una sensación de inmensidad por el enorme territorio que se ha intentado abarcar. Y tampoco llevarse un recuerdo imborrable de esa peculiar manera de explorar el mundo a bordo de un tren único.

Plaza de Tian'anmen.

Más información
El turoperador Nobeltours & Indoriente ofrece viajes a bordo del Transiberiano de 18 días de duración. Consultar programación en http://www.nobeltours.es

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky