
Superado uno de los períodos más divertidos y especiales del año, la Navidad, qué mejor que ir preparando nuestra próxima aventura viajera. Una buena opción para hacer turismo, ya sea con amigos, en familia o en pareja, a los Países Bajos. En esta ocasión, el viaje de la semana lo centramos en los destinos más populares de la región: Bruselas, Gante, Brujas, Amberes, Delf, Rotterdam, La Haya y Ámsterdam.
Bruselas, la capital de Bélgica, es una ciudad que reúne tradición y modernidad. En ella probaremos el mejor chocolate del mundo, sus mejillones y, cómo no, sus tradicionales cervezas. Comenzaremos nuestro periplo por su centro geográfico, histórico y comercial: la Grand Place. En esta plaza de adoquines -no olvide llevar calzado cómodo- se encuentran algunos de los edificios más imponentes y relevantes de la ciudad, como el Ayuntamiento, la joya arquitectónica más antigua. Se pueden hacer visitas guiadas para admirar la magnificencia de su torre de 96 metros de altura, rematada con una estatua de San Miguel, y las esculturas que componen sus muros. La que fue la antigua residencia de monarcas en Bruselas es hoy el Museo de la Ciudad, un lugar muy interesante que visitar por las pinturas y tapices expuestos, que datan del siglo XVI. Para los seguidores de Los miserables, en esta plaza se encuentra la vivienda en la que se alojó su autor francés, Víctor Hugo, durante su exilio en 1852: Le Pigneon.
Cerca de la Grand Place, no podemos dejar de visitar uno de los símbolos más representativos de la ciudad: el Manneken Pis, una estatua que representa a un niño desnudo orinando en la pila de una fuente, que a lo largo de los siglos ha sido objeto de cientos de leyendas. Otro símbolo de la ciudad, y quizás el más conocido por su enorme tamaño, es el Atomium, una estructura en forma de átomo de 102 metros de altura, que fue diseñado como símbolo de la Exposición Universal de Bruselas de 1958.
Tampoco podemos perdernos tres palacios imprescindibles: el de la Justicia, el Palacio Real y el del Cincuentenario, famoso porque su puerta principal -dominada por un carro tirado por caballos en bronce- recuerda a la Puerta de Brandenburgo de Berlín.
Los más religiosos y los que adoran la belleza de los monumentos, no se pueden perder la oportunidad de visitar la Catedral de Bruselas, consagrada a San Miguel y Santa Gúdula, así como la Basílica del Sagrado Corazón en estilo Art Decó.
De camino a Brujas pararemos en Gante, donde haremos una visita panorámica de la ciudad, con su catedral, cuya construcción llevó tres siglos; su castillo, antigua residencia de los Condes de Flandes, que dispone de un museo con instrumentos de tortura; un campanario de 91 metros de altura cuyo mirador ofrece las mejores vistas de la ciudad; la Iglesia de San Nicolás y la plaza de Korenmarkt, el lugar más animado de la ciudad.
Brujas es una ciudad pequeña y, por tanto, no podemos perder ningún detalle de ella. Si nuestro viaje coincide en sábado, una visita obligada es el mercado de la Plaza Mayor, en el que podremos adquirir una gran variedad de productos típicos de la región. En esta plaza también se encuentra la torre más característica de Brujas, Belfort, un auténtico mirador. Pero si quiere gozar de las mejores vistas de la ciudad tendrá que estar dispuesto a subir 365 escalones. ¡Merece la pena! En la plaza del Burg, la segunda más importante y bella de la ciudad belga, se encuentra el Ayuntamiento, el edificio más característico, cuya fachada data de finales del siglo XIV.
Si le gusta visitar y disfrutar de los museos de cada una de las ciudades que recorre, en Brujas merece la pena destacar dos: el Museo Groeninge de Bellas Artes y el Museo de Gruuthuse, una mansión de la época medieval que te lleva de viaje en el tiempo cinco siglos atrás.
También visitaremos uno de los más importantes centros culturales de Bélgica, Amberes, también conocida por su producción de diamantes en bruto. Una visita de interés en sí misma es la Casa Museo de Rubens, que recoge los últimos 29 años de vida del pintor de estilo barroco. El Museo de Bellas Artes de Amberes, ubicado en un edificio neoclásico del siglo XIX, también es de visita obligada, así como el Museo de los Diamantes, que contiene exposiciones de objetos y material audiovisual en los que se explica el proceso de extracción, producción y venta de estas cotizadas gemas.
En Rotterdam, nuestra siguiente parada, visitaremos el Museo Boymans-van Beuningen, el principal dedicado al arte en la ciudad, con fondos que abarcan desde las colecciones de arte europeo medieval hasta el arte moderno. Algunas de las obras expuestas pertenecen a autores como Van Eyck, Hieronymus Bosch, Brueghel, Tintoretto y Salvador Dalí. Si el viaje lo va a hacer con los más pequeños de la familia, una excursión obligatoria es el Zoológico Blijdorp, considerado uno de los más bonitos de Europa. En él se pueden observar hasta 200 especies diferentes que, curiosamente, están divididas por continentes, por lo que es un auténtico viaje por todo el mundo.
De camino a Ámsterdam, haremos una breve parada en La Haya -situada a 60 kilómetros-, la capital administrativa de los Países Bajos. En ella se encuentra el Parlamento holandés o Binnenhof y el Palacio Internacional de la Paz, que acoge el Tribunal Internacional de Justicia, el principal órgano judicial de Naciones Unidas.
Ámsterdam, el punto culminante de nuestro periplo, es una ciudad diferente a todas las demás, ya que no ofrece grandes y magníficos monumentos, pero sí un ambiente especial que se hace visible al recorrer sus canales en bicicleta. Además, culturalmente ofrece una gran variedad de espectáculos, arte y museos, como el Rijksmuseum, el Museo Van Gogh o la Casa de Ana Frank.
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