Pablo Hernández Muñoz. Técnico de Inteligencia Competitiva y Estratégica de SoftVT-Aimplas (Instituto Tecnológico del Plástico).
El Big Data -sistemas que gestionan grandes conjuntos de datos- se ha convertido en un término de referencia para cualquier organización en la toma de decisiones a partir de datos. Aunque no es nada nuevo, con la llegada de los nuevos avances tecnológicos se dispone de herramientas que permiten captar, procesar y analizar una mayor cantidad de datos y a mayor velocidad.
Una empresa puede cuestionarse si merece la pena invertir recursos en el análisis de datos. Simplemente debería preguntarse si desea obtener respuestas relacionadas con la mejora de la gestión organizativa, mejorar el servicio o el producto que ofrece, desarrollar una imagen de marca, tener comunicación fluida con los clientes o generar nuevas oportunidades de negocio. Evidentemente, cualquier entidad desea conocer todas estas respuestas de forma rápida, sencilla y sin dedicar mucho tiempo al análisis. Sin embargo, aunque en muchos casos los propios datos ofrecerán respuestas inmediatas, en otros será necesario realizar un análisis más detallado y añadir nuevas variables a la ecuación.
Para analizar los datos, es necesario recuperar la información externa a la organización, normalizarla y clasificarla, en función de la estrategia organizativa. En muchas ocasiones, existe información que se debe trabajar y preparar para hacerla compatible con más información externa o interna, pero, en otras, principalmente en organismos públicos, tienen su propio apartado Open Data -que busca que determinados tipos de datos estén disponibles de forma libre para todo el mundo-, donde se puede descargar la información estructurada en formatos estandarizados mucho más manejable y que proporcionan datos veraces y de gran valor.
Además de explotar los datos abiertos, es imprescindible incorporar la vigilancia tecnológica y la inteligencia competitiva al proceso. Esto hará que las decisiones sean tomadas desde una perspectiva única y personalizada. Un dato, un problema, una oportunidad, una solución, en definitiva, una decisión, no tiene sentido sin analizar todos los factores y contextos que la rodean. Por defecto, no existen buenas ni malas decisiones, sólo decisiones fundamentadas en análisis de datos objetivos o decisiones emocionales, que, si bien pueden dar buenos resultados en ciertas circunstancias, a largo plazo tienen peores resultados. El control del entorno interno y externo es imprescindible para limitar los errores en la toma de decisiones y, en un mundo globalizado y ultracompetitivo, se puede considerar vital para la viabilidad de cualquier organización.
Según las últimas estimaciones del European Data Portal, la combinación del Open Data y el Big Data puede generar en la Unión Europea un aumento del 1,9 por ciento del PIB. Es un mercado que crecerá un 37 por ciento, generará 325.000 millones de euros y creará 25.000 empleos, basándose en el aumento de productividad en la industria y los servicios y en la mejora de la competitividad. Se trata de aprovechar la ventaja que ofrecen los datos para sacar el máximo rendimiento al producto, servicio o cualquier otra actividad económica.
Pero no solo es una oportunidad explotable a nivel del mercado. La mejora del rendimiento en las administraciones públicas -mayor calidad y eficiencia en los servicios públicos- supondrá un ahorro hasta 2020 de unos 1.700 millones. Por último, la mayor transparencia y el fomento de la participación ciudadana enriquecerá y fortalecerá las sociedades europeas, ahorrará tiempo a los ciudadanos, mejorará el medio ambiente e, incluso, ayudará a salvar a miles de vidas al año.
Desde SoftVT -herramienta para la automatización de los principales procesos de vigilancia tecnológica, captación, gestión y difusión de la información-, hemos desarrollado diferentes soluciones que, unidas al asesoramiento del departamento de Inteligencia Competitiva y Estratégica del instituto tecnológico Aimplas, proporcionan información analizada, clasificada y accesible para la toma de decisiones.
A través de diferentes escenarios gráficos, los usuarios disponen de indicadores que muestran tendencias, relaciones entre entidades, nuevas temáticas, sinergias..., confirmando, con datos objetivos, sensaciones previas o sorprendiendo con resultados que aparentemente no tenían relación alguna.
Una vez realizado este análisis, las organizaciones suelen tomar decisiones encaminadas a la digitalización de los procesos internos -la parametrización y la gestión de procesos, unida a la rápida identificación de errores, mejora la eficiencia interna considerablemente-, evolución de los productos enfocados al aumento de la interacción con el cliente -el conocimiento del comportamiento y de las opiniones de actuales y futuros clientes es vital para poder ofrecer productos o servicios que tengan demanda- y las nuevas oportunidades de negocio -la aparición de nuevos nichos u oportunidades de mercado y la diversificación de nuestros productos o servicios, nos ayudarán a sobrevivir en el presente, minimizará los riesgos del futuro y nos garantizará estar en una buena posición con respecto a nuestra competencia-.
Sin lugar a dudas, para poder competir en el mercado actual es capital conocer nuestro entorno perfectamente, analizar y explotar todos los datos proporcionados a nivel interno y a nivel externo, interactuar de forma fluida con los potenciales clientes y minimizar riesgos en la toma de decisiones. Desde luego, no es una tarea sencilla. Si nos fijamos en nuestro planeta, cualquier ser vivo ha tenido que adaptarse a situaciones más o menos críticas a lo largo de la historia. El propio ser humano ha tenido que hacerlo para garantizar su supervivencia.
A nivel de competitividad de mercado sucede lo mismo. La ventaja de que disponemos actualmente se basa en la tecnología y conocimiento para almacenar, analizar y procesar muchos más datos, de forma más rápida y eficaz, que nos ayuda a disminuir el ratio de error en la toma de decisiones.