Desde que se agudizó la crisis económica, los recortes presupuestarios se han convertido en el enemigo de las políticas de igualdad y las empresas no saben cómo afecta a su cuenta de resultados. Sin embargo, grandes consultoras afirman que incorporar a mujeres en las empresas beneficia económicamente.
La ley orgánica de Igualdad forma parte ya indispensable de nuestra cultura como país, pues, desde el comienzo, generó un boom de planes igualdad en empresas, fomentados por subvenciones desde la Administración, y las acciones coercitivas de la Inspección de Trabajo que "pisaba los talones" mediante campañas. Tanto que, incluso, a nivel autonómico se crearon galardones varios, siendo la Comunidad Valenciana la que primero destacó en dicha labor, al crear el 'visado de planes de igualdad'.
Pero, desde el año 2010, y como consecuencia de las medidas de contención del gasto público, los temas sociales quedaron en un segundo plano en los presupuestos gubernativos. Este viento en contra ha perjudicado a las políticas de igualdad, lo que ha rebajado el interés de las empresas.
Por el contrario, estudios elaborados por el Banco Mundial o por consultoras como Goldman Sachs demuestran el impacto económico negativo que tiene la menor presencia de la mujer en el mundo laboral y, especialmente, en las cúpulas directivas. Es un asunto que afecta al desarrollo de los países en general y a la rentabilidad de las empresas. "Desaprovechar el potencial talento empresarial del 51% de la población -las mujeres- no puede ser económicamente racional en el conjunto de las grandes empresas de nuestro país", tal y como afirma el Código de Buen Gobierno de las Sociedades Cotizadas.
A pesar de este dato, pocas son las empresas que acuden a profesionales para elaborar planes de igualdad y, cuando ocurre, se hacen trampas al solitario, pues solo pretenden cubrir el expediente.
Así pues, ¿cómo sigue la historia? Oí una vez que "si pagas salarios de oferta, tendrás talento de oferta". Algo que parece sencillo. Si inviertes low cost en políticas de igualdad, no tendrás una realidad igualitaria... Y es la pescadilla que se muerde la cola. Una verdad incómoda. Y, mientras tanto, la equiparación de oportunidades se pierde en el debate de si es una cuestión social o económica.
Con el fin de dar un empujón a las políticas de igualdad, es necesario un replanteamiento de los enfoques. En concreto, caben tres posibles vías: la vía del convencimiento natural, la vía coercitiva (la tradicional) y la vía de la atracción y el estímulo empresarial.
La primera es más eficaz porque actúa por convencimiento, y no espera a tener que aplicarlo por ley. El tema es que la conciencia social es algo que se adquiere con el tiempo y su velocidad depende de los valores de la sociedad y su evolución, y estamos muy verdes. Si tenemos que esperar a que llegue de forma natural, todas las estadísticas apuntan a un espacio temporal de 40 años hasta que las mujeres puedan acceder a todas las oportunidades en igualdad de condiciones a los hombres. Por tanto, sin un esfuerzo extra conseguiremos una sociedad igualitaria en paralelo con la conquista de Marte. Lo que se nos antoja demasiado lejano.
La vía coercitiva, mediante requerimientos y sanciones de la Inspección de Trabajo, aunque no nos guste, incentivaría el cumplimiento de estas medidas. Pero, tal y como ha ocurrido en materia de prevención de riesgos laborales, no parece una vía plenamente eficaz, pues el miedo a la sanción no ha normalizado del todo determinadas conductas. Además, la experiencia testada demuestra que a la larga pasamos de un hard law a un soft law.
Finalmente, y por la que apostamos, está la vía de la atracción y el estímulo empresarial. Es decir, a través de datos empíricos, convencer a las empresas sobre el beneficio que genera para su negocio de la implantación de políticas de igualdad. Se trata de evidenciar el retorno, en forma de ventaja competitiva.
Los planes de igualdad, traen consigo un retorno económico. Pero, ¿cuál es la inversión y cuál el beneficio? Los que nos dedicamos a la materia sabemos que las políticas de igualdad disminuyen el absentismo; aumentan la productividad, y permiten contratar los mejores profesionales, sin importar el sexo. Concretar el beneficio económico de cada cual es posible, pero para ello, se requiere valorar de forma individual.
Un buen ejemplo sobre esta rentabilidad es la empresa líder de automoción, Toyota, que en 2010 incrementó un 3% las posiciones de management de mujeres. El resultado, tal y como refleja su informe de sostenibilidad, es que aumentó el puesto de empleadas en estas posiciones. Pasando del 7% en 2009 al 8% en 2010. Pues el porcentaje de mujeres que conducen y compran sus vehículos, no es nada desdeñable, para obviar lo que piensan, si quieres potenciar las ventas.
Así pues, las empresas que apliquen políticas de igualdad a la medida de sus necesidades tendrán una repercusión positiva en la cuenta de resultados. Aquellas que lo destinen solo para cubrir el expediente no verán beneficios.
Patricia García Madrona. Agente de igualdad y abogada de Cuatrecasas, Gonçalves Pereira