Comunidad Valenciana

Fabra eleva el tono ante Rajoy para lograr más financiación y recuperar votos

Alberto Fabra, presidente de la Generalitat. Foto: Guillermo Lucas

El consejero de Hacienda de la Generalitat valenciana, Juan Carlos Moragues, afirmó el pasado 6 de junio que "conseguir el 1 por ciento de déficit es imposible" si no se aprueba un nuevo sistema de financiación o una inyección extraordinaria de fondos, y advirtió de que no piensa hacer nuevos recortes, como le pide el ministro Cristóbal Montoro.

"Hay líneas rojas que no vamos a traspasar", justificó, en referencia a las partidas de sanidad, educación y bienestar social, a las que "se destinan nueve de cada diez euros del presupuesto".

El desafío de Moragues se produjo una semana después de que su presidente, Alberto Fabra, señalara a Rajoy como responsable del mal resultado electoral de los populares en Valencia, por no dar respuesta a sus reivindicaciones sobre financiación.

"Los ciudadanos han sabido mostrar a través del voto el descontento en cuanto a esa falta de sensibilidad del Gobierno hacia la Comunitat Valenciana", afirmó, en lo que supuso un cambio de tono del hasta ahora sumiso barón.

El cambio a un registro más reivindicativo responde a la necesidad de Fabra de recuperar votos logrando aquello que ha prometido. Fabra, que llegó al poder cinco meses antes que Rajoy, se estrenó criticando a Zapatero por "castigar a los valencianos" con el sistema de financiación autonómica y prometiendo que el PP lo arreglaría cuando llegase a la Moncloa.

Pero después de dos años y medio de reivindicación "elegante, con estilo, con lealtad institucional" -en palabras de Moragues, que critica el estilo del presidente extremeño, Juan Antonio Monago-, sólo ha obtenido del Gobierno tirones de orejas del ministro, desplantes de Antonio Beteta y préstamos del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) para apagar fuegos, más de 22.000 millones hasta la fecha, que han elevado su deuda al 34,8 por ciento del PIB y sus gastos financieros a casi un 10 por ciento del presupuesto. Y pérdida de votos, según interpretan en el PP valenciano.

Tuvo que retirar el Estatuto

El problema del presidente valenciano es que ya ha quedado en evidencia demasiadas veces ante su electorado. Tras convencer a toda la Comunidad Valenciana de que es víctima de un injusto sistema de financiación -algo que corroboran todos los estudios serios publicados al respecto, que la sitúan siempre a la cola- y lograr el apoyo de todos los partidos de la oposición, Fabra se ha encontrado con que lo que se aprobaba por unanimidad en Valencia lo rechazaba su propio partido en el Congreso y que cuando anunciaba que el Ministerio apoyaba sus tesis era desmentido, incluso por escrito, por el ministro o su secretario de Estado.

Su mayor derrota fue tener que retirar del Congreso de los Diputados la reforma del Estatuto valenciano, que incluía un artículo sobre financiación estatal calcado del andaluz, ante la advertencia del Grupo Popular de que lo iba a rechazar.

A ello se suma el desgaste por los ajustes realizados, por los frecuentes impagos a numerosos colectivos y por el cierre de Canal 9, muy aplaudido fuera pero incomprendido por muchos valencianos, que ven como el resto de comunidades con televisión autonómica sí se la pueden pagar.

Una petición muy concreta

Con todos estos condicionantes, buena parte de balance final de la legislatura de Alberto Fabra depende de que logre aquello que prometió y que exige al Gobierno, que es que el nuevo sistema de financiación autonómica entre en vigor con efectos retroactivos a 1 de enero de 2014 -el ministro Montoro ya ha dicho que no- o, en caso contrario, que se habilite un "fondo de nivelación temporal" para aquellas comunidades tradicionalmente infrafinanciadas.

De hecho, según Moragues, en el Consejo de Política Fiscal y Financiera que aprobó el límite del 1 por ciento de déficit para 2014 la Comunidad Valenciana dio su voto a favor "condicionado" al cumplimiento de uno de estos dos requisitos. El conseller no responde a la pregunta de qué pasará si no se cumple ninguno, porque dice estar convencido de que el Gobierno acabará atendiendo a sus peticiones. Si no, insiste, es "imposible" cumplir el objetivo.

Según argumenta, las transferencias del Estado en 2014 son de 8.276 millones, que teóricamente deberían cubrir sanidad, educación y bienestar social, pero estos capítulos suman 10.089 millones.

La valenciana es una de las que menos gasta per cápita, sobre todo en Sanidad, lo que lleva a Moragues a negarse a recortar más en esos departamentos y a repetir que "el problema de la Comunidad no es de gasto, sino de ingresos".

Este martes tiene otra oportunidad de recordárselo públicamente a Antonio Beteta, ya que el secretario de Estado presenta al conseller en una conferencia en Valencia.

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