
El líder español en intercambio electrónico de datos y factura electrónica, con una cuota del 80 por ciento, ya es un referente mundial en su campo.
La filial que los hermanos Vicente y José Vilata abrieron en México hace 13 años y la más reciente expansión europea le han dado suficiente peso para estar en un selecto grupo mundial de empresa que interconecta sus sistemas al que difícilmente tienen acceso las pequeñas.
"Nuestra estrategia ha sido ser fuertes y claramente diferenciales en Europa y Latinoamérica, porque eso te permite trabajar con grandes compañías", explica Vicente Vilata. El último de estos grandes clientes ha sido Walmart, que ha contratado a Edicom para sus operaciones en Latinoamérica.
La empresa abrió en marzo en Bogotá (Colombia) su séptima filial, quinta en América, tras las de México, Brasil, Argentina y Nueva York. Tiene, además, en Italia y Francia.
No obstante, los 328 millones de documentos que intermedió y registró en 2013 pasaron por su sede central en el Parque Tecnológico de Paterna (Valencia), un edificio con 6.000 metros cuadrados de oficinas inaugurado hace un año en el que invirtió 9 millones de euros. "Intentamos no depender de nadie, todo el software es nuestro, porque vendemos servicio y cuando vendes servicio y falla algo que no controlas estás vendido", advierte.
Allí trabajan 200 personas, a las que hay que sumar un centenar en el extranjero, 62 de ellas en México, desde donde presta servicio cuando en España es de noche. El proyecto de Edicom a medio plazo es abrir una tercera cabecera en Asia, para dividir el servicio en tres franjas horarias de ocho horas.
No tiene prisa, a pesar de que podría expandirse más rápido, dado que desde 2010 ha crecido a un ritmo del 25 por ciento anual -la previsión en 2014 es casi un 20 por ciento- y tiene liquidez de sobra gracias a los beneficios, que en 2013 fueron de 33,5 millones de euros antes de impuestos. La empresa facturó 58,71 millones en 2013, de los que 16,6 llegaron del extranjero. Para ese año prevé alcanzar los 70,34 millones, de los que 21,44 se facturarían fuera de España.
Según Vilata, "no es un problema de liquidez, es que requiere un esfuerzo tremendo para adaptarse a la legislación, horarios, idioma y, sobre todo, preparar al personal, que es siempre nativo". "Si creces más de lo debido, cae el servicio", añade.
Tiene 13.000 clientes
Edicom está a punto de firmar una alianza con una empresa rusa para entrar en ese país. En otros, como Turquía, tiene acuerdos porque su ley exige que el proveedor esté radicado allí. "La inversión nos la marca el cliente, que nos dice voy a este país y necesito que estéis", comenta.
Los clientes son más de 13.000 en todo el mundo, la mitad en España, entre los que destacan todos los grandes de la distribución europea y sus proveedores más importantes, gigantes de la logística, y la industria farmacéutica y sanitaria, incluida la mayoría de servicios autonómicos de salud.
Según Vilata, "vamos a un modelo de soluciones en la nube" en el que empresas como Edicom se encargan de todo el papeleo y "te cobra, por ejemplo, 20 céntimos por factura".
"Hay más usuarios en México que en Europa"
El director general de Edicom destaca que, a diferencia de Europa, donde la factura electrónica es voluntaria en la mayoría de los casos y se promueve como medida de modernización y eficiencia económica, los Gobiernos de Latinoamérica la impulsan como forma de control del fraude.
Por este motivo, en algunos países está más desarrollada que en la Unión Europea. Pone como ejemplo México, donde la nómina se considera una factura, y cada factura tiene que ser sellada por una empresa certificadora, como Edicom. "El empleado recibe la nómina en el teléfono móvil y la firma desde el mismo móvil", de manera que todo queda registrado, explica Vilata.
Según afirma, "hay más usuarios de factura electrónica en México que en toda Europa junta". Son varios los países latinoamericanos que, copiándose unos a otros, están creando por ley "hasta siete u ocho controles" contra el fraude.
La palma se la lleva Chile, donde la empresa que quiere emitir facturas tiene que pedir a Hacienda una especie de talonario virtual numerado y cada factura que haga no es válida hasta que sea sellada y datada por la empresa de certificación, que tiene tres horas para enviarla a Hacienda. De esta forma, la autoridad tributaria lleva el control de las facturas en tiempo real. Según Vilata, "allí no se pueden falsificar facturas".
Para Edicom, tanto control es una fuente de negocio, ya que cobra por documento registrado independientemente de su importe, que ni siquiera conoce. "Somos los carteros del siglo XXI, llevamos las cartas, pero no las leemos", asegura. Europa va más lenta y, además, "aquí se centran en el pago, mientras allí se fijan en la factura", concluye.