La Universidad CEU Cardenal Herrera constituyó el pasado 5 de febrero en Valencia su Consejo Asesor Internacional (IAB, en su siglas inglesas), bajo la presidencia del fundador del grupo italiano de calzado y ropa Geox, Mario Moretti Polegato.
¿Qué papel tiene el Consejo Asesor Internacional?
Su papel principal es elaborar un programa de internacionalización, no solo para los estudiantes y para la Universidad, sino también para mejorar la colaboración con empresas internacionales. Se parece al modelo de la Universidad Bocconi, en Milán, de cuyo International Advisory Council soy miembro y donde me acompañan otros emprendedores como John Elkann, presidente de Fiat, y Muhtar Kent, presidente de Coca-Cola.
¿En los últimos años proliferan las llamadas incubadoras para emprendedores. ¿No deberían aprenderlo en la universidad?
Este problema viene porque con la globalización se ha acabado el tiempo en que las empresas eran solo empresas tradicionales, mecánicas. Hoy la competencia se gana con innovación, siendo más innovador que los demás, y esto debería enseñarse en el sistema educativo, que está retrasado respecto a la velocidad a la que está cambiando el mundo. La escuela y la universidad deben cambiar para hacer exactamente este trabajo, preparar a los jóvenes que quieren ser emprendedores. No es un problema de España, también pasa en Italia y en el resto de la Unión Europea.
En Estados Unidos la gente parece más emprendedora. ¿Es por la educación o por su cultura?
El problema no es cuántos hay aquí o allí. En Europa hay muchos emprendedores que han hecho cosas importantes, pero el sistema ha cambiado y tenemos que adaptarnos. Es la manera de trabajar lo que ayuda a que se desarrolle la empresa.
Usted enseña la importancia de patentar ideas, que no es barato. ¿Cuándo hay que hacerlo?
En Europa muchos piensan que innovar es crear algo. Antes era así, pero hoy la innovación consta de tres elementos, sin los cuales no puede funcionar. El primero es crear o modificar una cosa. Eso lo puede hacer cualquiera. Pero cuando tienes la idea, la tienes que proteger, porque si es buena, el riesgo de que te la copien es muy alto. Es una pena, pero en Europa la patente es una especie de tabú, no lo piensan inmediatamente, no saben cuánto cuesta ni cómo hacerlo y los gobiernos no ayudan. Debería enseñarse en la universidad.
¿Y el tercer elemento?
La experimentación. El emprendedor europeo no tiene la cultura ni los medios para experimentar, y aquí es importante el papel de la universidad para ayudar a los creadores a testar su producto en el mercado. Cuando tienes estas tres cosas has transformado una idea en un proyecto, y ese proyecto es como una casa, tiene un valor. O no, puede valer cero, pero puedes negociarlo, estás en el mercado.
