Es innegable que vivimos un momento histórico en la reformulación de nuestros organismos públicos. Probablemente esta época sea calificada como trascendental por los historiadores cuando llegue el momento. En este replanteamiento del funcionamiento de nuestras estructuras, el ciudadano tiene qué decir y cómo decirlo gracias a la Tecnología de la Información y la Comunicación.
En este sentido, la implementación de la Administración Electrónica en las Administraciones Públicas es uno de los pilares de un cambio que se ha vuelto imprescindible. La adaptación a esta nueva forma de concebir los órganos administrativos supera conceptos tan importantes como el de modernización, optimización de recursos, transparencia, eficiencia... Los unifica todos y acaba formando parte de la garantía esencial que define nuestra sociedad.
Una sociedad a la que hemos llegado después de casi 40 años de conquista de derechos humanos, pero en la que es necesario seguir evolucionando. La Administración Electrónica forma parte de esta evolución. Gracias a ella podremos garantizar la conservación de nuestros derechos como ciudadanos, reforzarlos y continuar en la senda de apertura que desemboque en una sociedad libre, moderna y con poder de decisión sobre todo aquello que le afecta.
Albert Einstein dijo que ?sinónimo de locura es esperar resultados distintos, haciendo exactamente lo mismo?. Es muy interesante tener en cuenta esta idea dado el contexto histórico, económico y social en que vivimos. La crisis que sufrimos hoy en día pone en cuestión todo aquello que se había construido en los tiempos de bonanza y debe ser el incentivo para abarcar un cambio en todos los ámbitos. Quizás hayamos necesitado de ese incentivo, hablando estrictamente de estructuras organizativas, para hacer los cambios necesarios en nuestros órganos pero también es verdad que deberían haber llegado con o sin crisis. Avanzar hacia una mayor eficiencia en las estructuras de trabajo debería ser la norma general, y no debería obedecer a un contexto que lo propicie porque no deje otra opción. La importancia de la e-Administración reside en su capacidad para mejorar al máximo el servicio que se ofrece a la ciudadanía. La sencillez de esta razón no disiente con su envergadura, ya que la mejora del servicio al ciudadano supone nada menos que garantizar sus derechos.
Hay que reconocer que, pese a la envergadura de los temas que estamos abordando, depende de cada uno de los empleados públicos llevar a cabo la instauración de la Administración Electrónica. Es condición sine qua non que esta parte tan importante del engranaje esté absolutamente convencida y motivada para integrar en su día a día una nueva manera de concebir el trabajo. Aunque, de igual manera es también necesario reconocer que el conjunto, el todo, es primordial. La Administración Electrónica supone un cambio muy importante en el planteamiento de la realidad de las Administraciones tal y como están concebidas.
Como cualquier cambio, puede producir una resistencia inicial en el ser humano. Una posibilidad más que constatada por el campo de la Psicología Laboral. Es fundamental, por un lado, saber que el hecho de que pueda surgir alguna resistencia es natural, y por otro, que se puede vencer, siendo conscientes de los pasos a seguir para superarla.
En conclusión, de todos depende la implementación de la e-Administración, porque de todos depende el cambio. Un cambio básico para evolucionar en nuestra forma de organización social y que supone un paso más allá en un concepto tan importante como el de democracia. La clave esta en seguir evolucionando.
Eva Altaver Egea es periodista, coach y especialista en Gobierno Abierto