
El Grupo Dominguis optará al programa de desmantelamiento nuclear del Gobierno británico, que tiene un presupuesto de 3.200 millones de libras al año (3.700 millones de euros).
Lo hará después de haberse implantado en Francia e Italia con una de sus principales actividades, la descontaminación y desmantelamiento de instalaciones nucleares, a través de su filial Lainsa, que ya está analizando el mercado británico y buscando oficina en Manchester.
"Buscaremos un socio en el que podamos invertir, primero en una joint venture (empresa conjunta) y luego con una toma de participación, como hicimos en México", explicó a elEconomista el consejero delegado del grupo familiar, Héctor Dominguis.
En Italia, la compañía valenciana acaba de lograr un contrato del Ministerio de Defensa, al que optaban las grandes multinacionales del sector, para desmantelar un reactor experimental. Son 3,5 millones y 16 meses, un aperitivo de los tres grandes concursos que se van a licitar para desmantelar los reactores de Trino -la empresa ya ha presentado la documentación-, Caorso y Garigliano. Se trata de tres centrales que se construyeron pero que nunca entraron en servicio.
El grupo tiene una larga experiencia en la industria nuclear en España, tanto en servicios de mantenimiento y recargas como en desmantelamientos. Su filial Lainsa Francia factura ya 3 millones al año y ha conseguido la licencia de Électricité de France (EDF) para trabajar en centrales nucleares en el país europeo con más centrales.
Además de servicios a la industria nuclear, Grupo Dominguis tiene divisiones de tratamiento de superficies, servicios a energías renovables, limpiezas químicas y emergencias, sobre todo, estaciones de bomberos en instalaciones industriales. Para esta última actividad se asoció la líder mundial, la danesa Falk.
La expansión internacional de Grupo Dominguis incluye México, Estados Unidos y Brasil, y es uno de los pilares de su estrategia, ya que en España ha caído el negocio, sobre todo en renovables.
'Efecto Fukushima'
El otro pilar es la I+D, donde lleva a cabo proyectos como el encargado por EDF, tras el incidente de la planta japonesa de Fukushima, para desarrollar un dispositivo que inyecte agua borada en un reactor nuclear que esté teniendo problemas.
"En Japón tardaron los equipos en llegar y una de las lecciones que se sacaron es que había que tener dispositivos de acción rápida", explica Héctor Dominguis. EDF pidió sendos proyectos a Areva, Westinghouse -dos gigantes del sector- y a la empresa española, que ha propuesto "una solución rápida de agua absorbente de neutrones".
Las pruebas las llevan a cabo en su Centro de Innovación Tecnológica, inaugurado el pasado mes de diciembre en la Ciudad Politécnica de la Innovación, situada en el campus de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). El centro de 450 metros cuadrados cuenta con 10 ingenieros y un presupuesto de un millón de euros al año. Su origen está en Titania, empresa del Grupo Dominguis participada por la UPV y dos profesores de esta universidad para fomentar el intercambio de tecnología.
"No investigamos para vender, sino para dar servicio a nuestros clientes, y no solemos vender los equipos que desarrollamos, aunque algunos sí se quedan en la instalación", explica Dominguis. Titania tiene un comité tecnológico que desde las instalaciones de los clientes proponen ideas de mejora para procesos específicos.
La investigación la hace sin ayudas públicas, bien por iniciativa propia o por encargo de un cliente. Es el caso de otro de los proyectos que está llevando a cabo, encargado por Enresa, la limpieza de agua contaminada con cesio 137, un isótopo radiactivo para el que ha sintetizado un material que lo absorbe. Un tercer proyecto es la obtención por ingeniería genética de plantas descontaminantes de suelo.
La puesta en marcha del Centro de Innovación Tecnológica quintuplicó las inversiones de Grupo Dominguis en 2012, hasta 8,2 millones. Sus ventas agregadas crecieron un 9 por ciento, hasta casi 95 millones, y el ebitda (resultado bruto de explotación), un 57 por ciento, hasta 11,9 millones, "gracias a la actividad en el extranjero", según su consejero delegado. En el consolidado, la facturación fue 61,3 millones y el ebitda, 6,19. No son cifras definitivas porque algunas filiales extranjeras no han cerrado sus cuentas.