
El presidente de Bancaja, José Luis Olivas, presentó este lunes la dimisión que tenía pactada desde hacía semanas con el presidente de la Generalitat valenciana, Alberto Fabra, un día después del congreso regional del PPen el que Fabra salió elegido.
El pacto incluyó el nombre del sustituto, Antonio Tirado, quien, sin embargo, no obtuvo el respaldo del consejo por unanimidad -el bloque progresista se opuso-, por lo que renunció a que se votara su nombramiento.
Lo mismo hizo José María Mas Millet, propuesto por un sector del consejo, así que se decidió, después de más de tres horas, que Tirado, vicepresidente primero, asumiera la presidencia en funciones durante un máximo de dos meses, según marcan los estatutos.
La propuesta de que Tirado fuera el sucesor, pactada entre Olivas y Alberto Fabra, había causado sorpresa al tratarse de un expolítico que esta citado como imputado en la misma causa que Olivas -una querella de pequeños accionistas del Banco de Valencia- y está incluido en la acción social de responsabilidad aprobada por este banco contra cuatro exdirigentes. Tirado es consejero de Banco Financiero y de Ahorros (BFA) y de Bankia, y era vicepresidente del Banco de Valencia hasta la intervención.
Olivas había convocado por la mañana, de urgencia, al consejo de administración, ante el que pronunció un breve discurso en el que no aludió al motivo de su marcha. Fuentes de su entorno lo atribuyen al cansancio tras la presión de los últimos meses al enfrentarse a Rodrigo Rato, además de los frentes abiertos por su gestión en el Banco de Valencia.
En su discurso, Olivas sí se refirió a uno de los motivos que le enfrentó con Bankia, las cuentas de la caja valenciana cuestionadas por Rato, al afirmar que "se invitó a Bancaja a participar" en el SIP y que la fusión se hizo con una auditoría de Deloitte y un período de due dilligence.
Finalizó agradeciendo el apoyo de todos los que forman Bancaja y el que "en todo momento durante estos difíciles meses" ha tenido de Alberto Fabra.