La pasada semana, el presidente de Mercadona, Juan Roig, presentaba sus resultados dando a conocer un crecimiento del beneficio del 19 por ciento, y la creación de 6.500 puestos de trabajo, todo esto fruto de una buena gestión, con unos principios y valores muy interiorizados, que permiten a la cadena de supermercados crecer más que sus competidores.
Cuando hizo referencia a los mensajes de austeridad lanzados por el gobierno para la economía española, Juan Roig, subrayó la necesidad de tomar medidas para "aumentar la productividad" aunque sean "impopulares" y "molestas". Apostó por "frenar el derroche" eliminando "lo que no añada valor", aunque también descartó "recortar por recortar".
Quiero detenerme en estos conceptos, muy bien aplicados por la cadena de supermercados valenciana, pero no siempre bien practicados en otras empresas.
Lo más acuciante ahora para muchos es hacer frente a la caída de los ingresos y la financiación. Pero mientras se trabaja en resolverlo, no se pueden demorar las actuaciones para simplificar el modelo de negocio, su productividad y los costes, para evitar más pérdidas porque la recuperación será lenta.
Es clave determinar qué negocios o actividades y sus costes asociados, son necesarios hoy. Los costes no son un mal en sí. Una empresa se dota de costes para producir valor para sus clientes, sin costes no hay valor, y si no hay valor, no hay clientes tampoco. Pero recortar por recortar, o equivocarse en el tipo de recorte, puede hacer peligrar la viabilidad de una empresa. Conviene focalizar los recursos en las actividades que más valor generan, ya que es caro y difícil hacerlo todo bien, y tampoco es necesario.
Sobre aquello que no es crítico, hay que decidir si eliminarlo, venderlo o variabilizarlo hacia empresas más eficientes, o más especializadas. Decididas las actividades a mantener, lo siguiente es simplificarlas, productivizando los procesos críticos, rediseñándolos si es necesario, reducir su variabilidad para que su ejecución sea constante y predecible, estandarizarlos para hacerlos accesibles a cualquiera.
Como por desgracia las situaciones difíciles tienden a ser las más propicias para iniciar cambios, no demoremos el tomar, con cabeza, estas decisiones tan necesarias para los negocios.
David Gandia es socio de Improven