
El pasado 2 de noviembre el Grupo Natra anunciaba el relevo de su presidente, Manuel Moreno, por Juan Ignacio Egaña y el nombramiento como consejero delegado de Mikel Beitia, quien asume el mando ejecutivo que residía desde junio en una comisión delegada de cuatro miembros del consejo de administración.
Con estos cambios, la compañía de cacao y chocolate quería escenificar ante los mercados el fin de una etapa de casi 10 años en la que el grupo primó el componente financiero antes que el industrial para crecer rápido a base de un fuerte apalancamiento. La aventura acabó cuando el sistema financiero cortó el grifo.
Natra era hasta 2002 una compañía industrial cotizada en bolsa especializada en el suministro de cacao -líder española-, con una división química dedicada a los extractos naturales derivados del cacao, como la cafeína, para la industria de la alimentación. Tenía también una división de vinos, Torre Oria.
Ese año, Moreno y su equipo, donde destacaba el financiero Xavier Adserà, cofundador de Riva y García, deciden sacar al bolsa Extractos Natra, rebautizándola como Natraceutical, que se presenta como una compañía biotecnológica en pleno auge del sector. Natraceutical se dispara desde su salida al mercado y llega a tener una capitalización un 50 por ciento superior a la de su matriz.
Se inicia así una etapa de crecimiento nacional e internacional muy rápido a base de adquisiciones. Natra entra en el sector del chocolate con las compras de Zahor (2004), Chocolaterie Jacali (2006) y All Crump y Les Délices d?Ellezelles (2007) -estas tres últimas belgas-, mientras Natraceutical adquiere la francesa Forté Pharma (2006) y la australiana Kingfood (2007).
Sin embargo, a partir del año siguiente la financiación se corta y el grupo fracasa en varias operaciones como la compra por parte de Natra de la italiana Nutkao o la fusión de su división de chocolates con la suiza Barry Callebaut (2009), planteada a esas alturas como una manera de salvar los muebles. Sí los salvó Natraceutical, que ese mismo año vendió su división de ingredientes naturales a Naturex a cambio de una participación en la compañía francesa, operación que a la postre ha resultado vital para la supervivencia del grupo.
La deuda creció tanto, que Manuel Moreno hubo de prestar a la compañía más de 6 millones de euros mientras la renegociaba con los bancos. En abril de 2010 se salvó de concurso por los pelos y todavía intentó arreglar sus problemas con otra operación corporativa, esta vez de Natraceutical con la brasileña Davene, que quedó en nada.
Ahora, Natra ha decidido volver a sus orígenes, a ser una empresa industrial, sin las sorpresas que tanto gustan a los especuladores, y que genere confianza a largo plazo. Para ello, los protagonistas de la última década han dejado la primera línea. Adserà dimitió como presidente de Natraceutical el pasado mes de marzo y Moreno ha dado el relevo a Egaña y Beitia, aunque conserva la presidencia de Natraceutical.
Las nuevas caras
Juan Ignacio Egaña fue durante 15 años presidente de Zahor. Se incorporó a Natra en 2004, tras la adquisición de la compañía guipuzcoana, y llegó a ser primer ejecutivo entre 2005 y 2006. Beitia entró en la compañía en 2007 y ha ocupado cargos de responsabilidad en diversas áreas operativas del negocio del cacao y chocolate.
El reto al que se enfrenta el tándem vasco es mantener el crecimiento del negocio tradicional, cuyos resultados operativos son positivos pero que todavía se ven lastrados por la carga financiera, con 249 millones de deuda a 30 de septiembre.
El grupo volverá a beneficios probablemente a final de año por las plusvalías de la venta de parte de Naturex. Con la reducción de deuda prevista, en 2012 podría lograr beneficios sin necesitar de resultados extraordinarios.