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La Universidad de Cadiz elude aclarar el escándalo por el despilfarro de las visas

Indignación en el campus gaditano por la falta de explicaciones sobre la gestión del anterior rectorado, que gastó 400.000 euros a cargo de la Universidad en tiendas de muebles, electrónica, viajes y copas en 4 años

La Navidad no ha conseguido apagar el escándalo destapado en la Universidad de Cádiz (UCA) sobre los gastos efectuados con tarjetas Visa del anterior equipo de dirección de la UCA entre 2007 y 2011. Tanto las Consejerías de Economía y Hacienda como la comunidad universitaria, quienes se han mostrado criticas con lo que ha trascendido hasta ahora, esperan que la Universidad gaditana clarifique los hechos denunciados y emita un in- forme concluyente que depure responsabilidades.

Casi un mes después de conocerse el controvertido asunto del uso irregular de las tarjetas black, el Consejo de Gobierno de la institución universitaria, sin embargo, aún no lo ha aclarado. Por ello, hay una gran indignación y malestar en la comunidad universitaria, que se encuentra no obstante dividida entre la que denuncia falta de transparencia y de control sobre el presupuesto y el gasto universitario y la que defiende "la presunción de inocencia" y rechaza "los juicios apresurados que dañan la honorabilidad de las personas".

El rector de la Universidad de Cádiz , Eduardo González Mazo, ha manifestado recientemente que la UCA va a comprobar "la aplicación" de esos gastos "uno por uno", pero sostiene que, de momento, no tiene "constancia" de que se haya producido "irregularidad" alguna en esos gastos.

También ha asegurado que "no hay descontrol" en los gastos universitarios, y que las tarjetas Visa no se utilizaban "de manera aleatoria" y sí para "funciones universitarias".

Por su parte, la Junta, a través del consejero de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo, José Sánchez Maldonado, ha subrayado que las tarjetas "están completamente identificadas", al tiempo que ha recordado que la Administración autonómica "no tiene competencia" en esta materia, ya que la Universidad tiene "autonomía financiera y sus órganos de control, como el Consejo Económico y Social, el Consejo de Gobierno o la Cámara de Cuentas".

La consejera de Hacienda, Maria Jesús Montero, también ha señalado que la Universdiad de Cádiz tiene que responder rápidamente para no generar ningún tipo de especulaciones, ningún tipo de alarma social en relación con los pagos que se hayan realizado.

Excesos en las tarjetas

El escándalo de las tarjetas black en la UCA estalló a mitad de diciembre. Los vicerrectores y directores generales del anterior equipo de gobierno de esta Universidad utilizaron y derrocharon casi 400.000 euros en tiendas de muebles, electrónica, librerías, viajes, restaurantes, bares de copas y billetes de metro. Las tarjetas contaban con un límite de 3.000 euros para abonar los gastos derivados de su tarea en la Universidad de Cádiz , pero algunos profesores llegaron a multiplicar hasta por diez los gastos.

El exrector Diego Sales cargó 85.000 euros. Estuvo por toda América: Guadalajara, Managua, Cartagena de Indias, Bogotá. Y, de forma regular, en San Luís de Potosí, con cuya universidad autónoma se firmó un acuerdo de colaboración; el adjunto al rector, Francisco de Asís Álvarez González, gastó 34.000 euros; el exgerente Vadillo, 10.000 euros, mientras el vicerrector de Innovación, Manuel Blanco Ollero, alcanzó los 5.000 euros de gastos en este periodo.

El vicerrectorado de Investigación, bajo la dirección de Francisco Antonio Macías, presentó gastos relacionados con comidas en Foster Hollywood, el restaurante El Laúl en El Puerto, o Los Tarantos, en San Fernando. Además, desembolsó otras cantidades en ciudades como Madrid, Düsseldorf, Melbourne, Estambul o Londres.

El vicerrector de Posgrado, Francisco López Aguayo, consumió casi 1.000 euros en la cadena hotelera Dann Carlton en Bogotá y en Medellín (Colombia). En Shanghai utilizó la tarjeta en un establecimiento llamado Regal SH East Asia Hot. Francisco Álvarez, adjunto al rector, compró con la visa de la Universidad en el Súper San Francisco, en PayPal, Itunes, o en Swishzone, con sede en Balmain, Australia. Hay gastos en el hotel Almerimar, de la costa de Almería, en Tapas Gaudí, de Barcelona o en sidrerías de Gijón. En marzo de 2008 pagó 722 euros con la tarjeta para poder asistir al PTI Europe, un foro internacional de expertos en ahorro. Durante esos años cargó a su tarjeta de la UCA 15.009 euros sólo en restaurantes.

Por último, la responsable de Cooperación y Solidaridad, Mercedes Dobarco, viajó a Sao Paulo, donde utilizó la tarjeta en la tienda Fnac, y Managua, capital de Nicaragua, en cuyo aeropuerto hizo gastos en Savipsa, que es la firma de los salones vip de los aeródromos de Centroamérica.

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