
El profesor Francisco Michavila ha publicado recientemente una obra en la que hace una reflexión profunda sobre la implementación del proceso de Bolonia, Bolonia en crisis. Además, aporta una visión crítica desde la universidad.
¿Bolonia ha servido para algo?
El proceso de Bolonia ni está acabado ni se ha acabado. Sufre los efectos de la crisis. Como otros asuntos europeos, puede decirse que está enfermo, pero que nadie lo entierre antes de hora: lo mejor está por llegar. Cambiar las metodologías educativas o la forma de gestionar los campus son los pasos siguientes que deben darse.
¿Cuál es el sistema educativo superior que impondría para salir de la crisis? ¿Cuáles son los retos del futuro en la universidad?
El sistema universitario ha de ser más ágil, menos sometido a normas y más transparente en la información que suministre sobre los resultados alcanzados. No es un problema de ideas, las había antes de la crisis y las hay ahora. No hay que inventar nada extravagante, sino llevar a la práctica las reformas y actualizaciones que hagan homologable internacionalmente a la universidad. Se ha de aumentar la diferenciación entre las universidades, haciéndolas complementarias y capaces de aliarse. Se han de reforzar más los estudios de postgrado y de doctorado, se han de poner en valor los resultados de investigación, etc. Lo que la universidad necesita son soluciones basadas en la inteligencia, la sutileza y el buen hacer. No en recortes hechos "con hacha".
¿Cree que sobran universidades?
Ni sobran universidades ni sobran universitarios. Son dos lugares comunes que los datos rebaten. En España hay una universidad pública por cada 975.000 habitantes, mientras que en Alemania hay una por cada 422.000 o en Portugal una por cada 189.000. A su vez, en España hay 429 estudiantes universitarios por cada 1.000 habitantes en edades comprendidas entre 20 y 24 años, en tanto que en Holanda la cifra equivalente es de 574 o en Finlandia 780.
¿Se están acometiendo todos los recortes posibles?
Las universidades públicas españolas son eficientes. Su aprecio social lo recogen numerosas encuestas de opinión. En una reciente, los científicos, los médicos y la universidad ocupaban los tres lugares de mayor confianza de los ciudadanos, mientras que los bancos, los partidos políticos y los propios políticos los últimos. No está la solución en la subida de tasas.
Si fuera ministro, ¿qué medidas acometería?
Ni lo soy ni aspiro a serlo. Pero sí estoy comprometido con la lucha por una sociedad más justa y avanzada. Para alcanzarla, la educación superior y la investigación son esenciales. Se precisan medidas que combatan el localismo y favorezcan la proyección internacional de nuestras universidades.
Para saber más...
Formación: doctor ingeniero de minas (UPM). Cursó el DEA de Análisis Numérico en la Univ. de Paris VI Pierre et Marie Curie.
Trayectoria: catedrático de Matemática Aplicada de la UPM. Rector honorario de la Universitat Jaume I de la que fue su rector fundador. Secretario general del Consejo de Universidades. Director de la Cátedra Unesco de Gestión y Política Universitaria.