El Consejo de Gobierno de Andalucía ha decidido inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz el casco antiguo de Frigiliana (Málaga), con la tipología de Conjunto Histórico. Esta población de la comarca de la Axarquía, uno de los enclaves urbanos de tradición morisca mejor conservados de España, destaca por sus calles sinuosas y empinadas, por su caserío encalado y compacto sobre el paisaje natural de la Sierra de Almijara, y sus edificaciones vinculadas a la industria de la caña de azúcar.
Los orígenes de Frigiliana se remontan a la colonización fenicia. Poblada también durante época romana, la principal huella en el paisaje urbano y en el entorno la dejó, no obstante, la civilización musulmana. Testimonio de este pasado, el conjunto histórico conserva un trazado viario único, de calles transversales resueltas a base de peldaños y un recorrido laberíntico con numerosos ejemplos de adarves, espacios mixtos entre lo público y lo privado. En el entorno, los árabes introdujeron los cultivos de huerta y la caña de azúcar, aterrazando para ello la accidentada ladera cultivable con bancales que aún hoy se conservan.
Tras la conquista cristiana, la expulsión de los moriscos y el consiguiente despoblamiento, a finales del XVI se inició una repoblación que añadió nuevos elementos a la configuración del conjunto histórico. Uno de los principales testimonios de este proceso es la antigua casa solariega de los Manrique de Lara, a quien se pasó la propiedad del territorio. El inmueble, con pintura al 'secco' en sus paramentos, fue posteriormente convertido en ingenio de fabricación de la caña de azúcar.
La recuperación del pueblo se reactivó a partir de los primeros años del siglo XVII. En 1640 Frigiliana obtuvo el título de villa y se independizó de Vélez-Málaga. A esta época pertenece la construcción de la Iglesia de San Antonio, de estilo barroco. Otros edificios de interés son el Torreón de la calle Real y el antiguo cuartel de la Guardia Civil.
Los siglos XVIII y XIX trajeron un progresivo auge de la zona ligado a la explotación de la caña y, sobre todo, de la vid, pero la plaga de la filoxera causó un declive prolongado hasta el siglo XX. No es hasta después de la Guerra Civil cuando se inicia una leve recuperación económica y demográfica. La población se expande hacia la zona del Ensanche, en las actuales avenidas de Andalucía y Príncipe de Asturias. Finalmente, a partir de la segunda mitad de ese siglo, y aprovechando el empuje turístico, se produce un aumento significativo de la edificación.