
Todos sabemos que vivimos en un mundo realmente grande, donde las posibilidades de viajar a lugares remotos son casi infinitas. Pero, en cambio, si hablamos de viajes exclusivos a países que rivalizan con el paraíso, seguramente tengamos que contarlos con los dedos. Aitutaki es uno de ellos y Viaja por libre pudo disfrutar de este rincón remoto para poder dar fe de que existe no sólo la isla perfecta, sino el paraíso.
Aitutaki es una isla situada en el Pacífico, perteneciente a las Islas Cook, a las que el famoso navegante inglés dio su nombre a finales del siglo XVIII, al tiempo que pedía su incorporación a la corona británica. Hoy en día son un país independiente, aunque están gobernadas en parte por Nueva Zelanda.
A día de hoy podemos decir que no llegan más de 200 españoles cada año a las Islas Cook y seguramente los que ponen sus pies en la arena blanca de Aitutaki son apenas algunas decenas.
Cuando aterrizamos en Aitutaki la sensación fue de aislamiento, de estar casi viviendo la aventura de un náufrago. La isla es un atolón con una extraña forma triangular. Es realmente pequeño, sólo hay una carretera y un pequeño aeropuerto construido sobre una reducida pista de la Segunda Guerra Mundial. Pero sus dimensiones pueden cambiar cuando navegas por los 13 islotes que la conforman. En su interior se encuentra la laguna, posiblemente, más espectacular del planeta, con una profundidad media de 2 metros. Destacan las playas de arena blanca y el espectacular arrecife de coral.
El color turquesa está presente en cualquier rincón de la laguna y los pocos hoteles que se levantan en sus playas apenas han dejado impacto en las islas. Puedes desayunar en una terraza y desde ella lanzarte al mar. Puedes caminar dentro de la laguna con el agua hasta los tobillos durante centenares de metros. Puedes coger un kayak y aparecer en un islote tú solo con la inestimable compañía de las pocas aves que surcan estas islas. Aitutaki es el paraíso, un paraíso a más de 24 horas de avión de España y que por ello es el destino perfecto para una luna de miel.