Navidades de cuento. Así asemejan ser estas fiestas, cálidas y familiares, en la República Checa. Durante el mes de diciembre, los mercadillos navideños se adueñan de toda Centroeuropa y Praga, la capital checa, es un magnífico ejemplo de ello. La Navidad se enmarca en un decorado de luces y colores que merece la pena contemplar.
Para participar de sus tradiciones a los españoles, la Embajada Checa ha querido este año dar la bienvenida a la Navidad de una forma singular: organizando un pequeño encuentro en su sede de Madrid donde los invitados aprendieron a elaborar distintos tipos de pastas típicas que en estas fechas se toman en la República Checa. Pequeñas delicias que las madres confeccionan artesanalmente en las casas y que acompañan perfectamente al reconfortante vino caliente, especiado con anís estrellado, canela y clavo, que suele venderse en los mercadillos para combatir el frío.
Markéta LeheÄková, responsable de la Oficina Nacional Checa de Turismo (Czech Tourism) para España y Portugal, fue la encargada de ir dando las instrucciones sobre cómo preparar las pastas típicas. También se ocupó de explicar que es costumbre consumirlas -junto con el vino- la noche del 24 de diciembre, después de la tradicional cena y con toda la familia congregada en torno al árbol navideño. Es el momento de abrir los regalos. Sin duda, el instante esperado con más anhelo por los pequeños de la casa... aunque todavía queda Navidad por delante. En este país la fiesta de Navidad dura ¡tres días!
La Navidad en la República Checa cuenta con otras tradiciones curiosas. Una de ellas consiste en partir una manzana intentando que las semillas del interior formen una estrella; si se logra, te aseguras que el próximo año será fructífero y feliz. Un deseo que la Embajada y Czech Tourism hicieron extensivo a todos los presentes.