
Hay que visitar Guatemala antes de que esta pequeña nación de Centroamérica desvele sus secretos al mundo. No es tan famosa como su vecina México, ni recibe tantos turistas como la exuberante Costa Rica, pero Guatemala tiene algo que no puede igualar ningún otro país: es el centro del mundo maya y, de momento, los paquetes turísticos masivos parecen ajenos a las tradicionales gentes de vestimentas coloridas y ritos ancestrales. Os invito a hacer un breve recorrido por el país.
Lago Atitlán
El lago Atitlán, uno de los lagos más bellos del mundo. Junto a éste, una manera de tomar energías al arranque del viaje es hacer canopy en el parque Chuiraxamoló: se trata de una especie de tirolina que te permite conocer el inalcanzable mundo de las copas de los árboles selváticos. Un hábitat único conocido como "dosel arbóreo", o en inglés, canopy.
A las orillas del Atitlán encontramos tranquilas localidades como el tradicional pueblo de San Juan La Laguna. Una pequeña villa decorada con murales en sus paredes relativos a la cosmovisión maya que vive de sus cooperativas de telares. Las telas se tiñen con plantas naturales y la Luna es la que determina el color resultante.
Al otro lado del lago, en Santiago Atitlán, las señoras nos muestran cómo ponernos el típico atuendo para la cabeza, "tocoyal", así como su sincretismo religioso en su iglesia de Santiago Apóstol y en la cofradía donde recibe creyentes el gran abuelo Maximón. Una deidad ancestral considerada por las mayas tzutujiles como un nahal, un espíritu sagrado con la capacidad de realizar actos de brujería.
Otra actividad que recomiendo a aquellos que estén en forma es el trekking hasta la cima del volcán San Pedro para despedirte del lago con las mejores vistas posibles. Y es que Guatemala colecciona volcanes a lo largo de todo el país.
El Altiplano
En el altiplano guatemalteco las temperaturas son suaves y la moda occidental no se ha asomado aún al lugar: la gente viste con la colorida ropa tradicional maya. Las tradiciones populares siguen presentes desde tiempos remotos y a su vez se fusionan con las pautas culturales de la época colonial. Además, mantienen sus lenguas indígenas, de hecho en esta zona se hablan incluso más que el español.
En Almolonga la población de etnia quiché celebra un impresionante mercado en el que disfrutar del colorido espectáculo.
Cerca de aquí podemos descansar en las Fuentes Georginas. En un país con tanta actividad volcánica no podían faltar las aguas termales naturales en un paraje de montañas selváticas. Más allá, en Salcajá construyeron los españoles la primera iglesia de Centroamérica, en 1525, y también se celebró el primer bautizo de una persona "mixta": hija del conquistador Pedro de Alvarado y una princesa nazcalteca de México. En la fachada hay imágenes de leones y frutas tropicales para hacerla más atractiva a los indígenas de la época.
Otra iglesia curiosa es la de San Andrés Xecul: todo el espacio de la recargada fachada amarilla está lleno de elementos de la iconografía maya: santos de colores, ángeles, flores, enredaderas, jaguares, monos y sirenas formando un extravagante ejemplo del sincretismo que combina la religión católica y la cultura maya típica de la zona.
Viajar con niños
Guatemala puede ser un destino familiar gracias a ciertas áreas de recreo como la que contiene el Parque de atracciones Xetulul y el Parque acuático Xocomil, donde escoger entre darte un chapuzón con representaciones de edificios mayas de Tikal, Copán y Quiriguá o con los volcanes más característicos de Guatemala.
En el contiguo parque de atracciones Xetulul sorprende ver una recreación de una pirámide de Tikal con sus extravagantes colores originarios y diferentes barrios dedicados a Francia, Alemania, Italia y España. Y es que además no han decidido recrear los iconos españoles sino que, con un resultado surrealista, se han centrado en imitar localidades como Valderrobres, Cambados, Betanzos, Sos del Rey Católico Teruel, Ávilao Sangüesa.
Antigua
Imprescindible en un viaje por Guatemala. Antigua, la joya colonial de Centroamérica enamora a todo el que la visita. Cada calle y cada rincón rebosan belleza a raudales por lo que, a sólo unos kilómetros de la capital, es el lugar ideal escogido por sus habitantes para hacer una escapada los domingos. Es segura y a pesar de estar rodeada de volcanes y haber sufrido constantes terremotos, esta ciudad Patrimonio de la Humanidad conserva buena parte de su arquitectura colonial. Bunbury tiene buen gusto al afirmar en su canción El Extranjero que "En Antigua quisiera morir".
La selva del Petén
El departamento más grande del país destaca por los sitios arqueológicos bien conservados y la abundancia de la fauna que habita en la selva, por lo que en tu estancia uno se encuentra constantemente acompañado de una sinfonía de aves, monos aulladores y otros animales. Cómo desapareció la civilización maya sigue siendo hoy una incógnita y son varias las hipótesis que se manejan. Se habla de una sequía, de una revolución del pueblo contra la nobleza, de un desgaste de los suelos de cultivo, etc. Lo que sí que se conoce es que los mayas se instalaron en la selva del Petén hacia el 600 a.C. Limpiaron el terreno de árboles en aquellos lugares donde asentaron sus antiguamente coloridas pirámides y sus calzadas, pero realmente y a diferencia de incas y aztecas, los mayas no fundaron un imperio: cada ciudad era un reino independiente.
Fue en el año 900 d.C cuando estos reinos quedaron abandonados. No se descubrieron hasta casi 1.000 años después, por lo que las plantas volvieron a ocupar su lugar natural y numerosas construcciones siguen actualmente enterradas por falta de presupuesto. Cuando te paseas por el Petén y tropiezas con un montículo triangular ten por seguro de que se trata de una de las numerosas pirámides mayas a la espera de ser destapada.
Los mejores lugares para descubrir el reinado maya son los parques arqueológicos de Tikal y Yaxhá. Éste último menos conocido, por lo que si viajas en temporada a la zona podrás disfrutar del lujo de pasear en solitario por las ruinas de un antiguo reino maya.