
Estos centros religiosos cristianos ortodoxos, localizados al norte de Grecia, en la llanura de Tesalia, parecen volar entre peñascos.
¿Cómo pudieron los monjes colonizar la cima de semejantes peñascos? Es lo primero que se pregunta el indefenso viajero al divisar la imponente silueta de los monasterios griegos de Meteora. Estos centros religiosos cristianos ortodoxos son un importante lugar del monacato griego.
Meteora significa, literalmente, "en el aire" o "arriba del cielo". Clasificados en 1988 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, los monasterios se encuentran situados cerca de las ciudades de Kalambaka y Meteora, al norte de Grecia, en la región de Tesalia.
Los monasterios son Patrimonio de la Humanidad desde 1988.
La construcción de los monasterios es una incógnita, aunque se barajan diversas teorías. La más fantasiosa y popular dice que los monjes subían utilizando cometas. Lo cierto es que hasta la construcción de caminos y puentes, en 1920, la única forma de ascender a los monasterios era mediante escaleras plegables, redes y cuerdas con poleas.
La subida desde las localidades de Kalambaka y Meteora es una experiencia inolvidable, entre frondosos bosques y más de 60 cumbres rocosas. Un circuito de 17 kilómetros permite dar la vuelta a los monasterios. Los horarios de visita son alrededor del mediodía. Cada entrada cuesta tres euros y para acceder hay que utilizar ropa que cubra las partes del cuerpo desnudas.
Durante el s. XV llegó a haber hasta 24 monasterios y ermitas.
El extraño paisaje de Meteora, que parece sacado de la película 'El Señor de Los Anillos', se constituyó tras miles de años de erosión. Un día, y tras un fuerte terremoto, un río que desembocaba en el mar de Tesalia encontró una nueva salida al Mar Egeo. Hace unos 30 millones de años la fuerza del agua hundió el macizo de arenisca y esculpió las caprichosas formas que vemos hoy.
El fundador, Athanasio
Los primeros monjes que habitaron los Meteoros (en idioma griego significa "cada cuerpo que cae del cielo"), en el siglo XI, eran ermitaños que vivían en las cuevas y que querían estar más cerca del Creador. Los ascetas decidieron emprender una ambiciosa empresa: levantar sus monasterios en los lugares más inaccesibles para protegerse del asedio turco y albanés.
Athanasio, que había sido expulsado del Monte Athos, llegó hasta Tesalia para fundar el Gran Meteoro o Monasterio de la Transfiguración con varios de sus fieles. Situado a 613 metros sobre el nivel del mar, esconde una iglesia de estilo bizantino que atesora las reliquias del fundador y valiosos frescos multicolores que relatan las persecuciones y martirios que sufrieron los cristianos.
En 1500 había ya 24 monasterios y ermitas desde donde comunicarse con Dios, y así fue durante cientos de años hasta que los nazis destruyeron la mayoría de los centros ceremoniales durante la Segunda Guerra Mundial. Actualmente solo funcionan seis. Cuatro de ellos se pueden visitar, mientras que otros están habitados por monjes de clausura que desempeñan sus sagradas actividades sin ninguna comunicación con el exterior.
El Monasterio de Roussanou es uno de los que quedan en pie.
El emplazamiento de los edificios sagrados, completamente alejado de cualquier distracción terrenal, ha permitido preservar las tradiciones religiosas griegas protegiendo un reducto de la cultura helénica durante siglos.
Los monasterios guardan una bonita sorpresa en su interior, espectaculares murales.
Las pinturas, las vestimentas y los objetos históricos se iban acumulando poco a poco y San Nicolás, San Esteban, la Santísima Trinidad, Roussanou, Varlaam crecían y crecían. De los que se pueden visitar, Gran Meteora es el más importante y el más alto, y el que ha mantenido su dominio sobre la zona desde que llegara por allí Athanasio.