La presidenta de Castilla-La Mancha, Mª Dolores de Cospedal, se puso ayer un casco en la cabeza para, acompañada por todos los consejeros de su Gobierno, descender a las Minas de Almadén y conocer personalmente el principal atractivo de este enclave nombrado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco a principios de julio.
Después de recorrrer la mina, Cospedal, presidió el acto institucional de agradecimiento por esta declaración mundial de la que se espera que sirva de impulso para el desarrollo del turismo en la localidad castellanomanchega. "La declaración de las Minas de Almadén como Patrimonio de la Humanidad no puede ser una meta, sino un punto de comienzo para una nueva actividad en Almadén y en toda Castilla-La Mancha", afirmó la presidenta.
Asimismo, Cospedal anunció que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha está trabajando para que las rutas turísticas y los turoperadores que trabajan en Almagro y otras zonas turísticas señaladas en la región incluyan a Almadén como uno de sus principales destinos.
La presidenta castellanomanchega también subrayó que la declaración de la Unesco es importante para el conjunto de España, "ya que reconoce el gran patrimonio histórico, artístico, cultural y el patrimonio inmaterial que Almadén ha dado a todo el mundo".
En su época de esplendor Almadén abastecía de la tercera parte de la producción mundial de mercurio. Hoy esa industria ha quedado relegada al pasado, pero con la declaración como Patrimonio de la Humanidad se abre una nueva vía de desarrollo gracias a su puesta en valor como recurso turístico.
