Desde su fundación en 1986, Spanair ha tenido un vuelo empresarial con múltiples aterrizajes de emergencia, siendo el del viernes 27, con el cese de sus operaciones, el último.
Tras la decisión del Consejo de Administración de la compañía cesando en la actividad, por no poder superar la asfixia financiera que tenía, es difícil que vuelva a despegar, salvo por un golpe de fortuna encontrando nuevos socios en su capital, aunque de momento esta alternativa es complicada dada su situación financiera. Lo previsible es que no haya retorno para que despegue y vuelva a surcar los aires.
Una empresa que para salvar resultados se apoya en subvenciones y no en ser competitiva con un producto rentable y una gestión eficiente, que cuenta con unos activos escasos y un pasivo que puede superar los 350 millones de euros, lo normal es que aterrice en una quiebra, como ha sucedido.
Sobre la situación al día de hoy, se ha manifestado con gran acierto el Director de relaciones institucionales del SEPLA, Juan Carlos Lozano, al decir que "la quiebra no es más que un producto de una deficiente gestión empresarial, a la que se añade una competencia desleal permitida y promovida por las administraciones a la hora de dar y regalar subvenciones a determinadas compañías".
Spanair en sus años de vida tampoco ha estado exenta de problemas laborales. Entre otros destaca la situación polémica con repercusiones en su plantilla cuando la Compañía decidió abandonar su hub de Palma de Mallorca llevándoselo a Barcelona, con traslados y múltiples problemas laborales.
Por el capital de Spanair han pasado la aerolínea escandinava SAS, Marsans y, a raíz del accidente de agosto de 2008 en el aeropuerto de Madrid-Barajas, se incorporó el grupo de inversores IEASA integrado por capital catalán y liderado por la Generalitat de Catalunya. A las puertas de entrar se ha quedado Qatar Airwais, tras renunciar a pujar por la compañía española, decisión que ha precipitado la actual quiebra.
Ahora queda por delante conocer cómo se resolverán los múltiples problemas que conlleva esta situación en los aspectos laboral, de acreedores, financieros, de indemnizaciones y de sanciones, además de dar soluciones inmediatas a los más de 22.000 pasajeros afectados y solucionar las conexiones con los destinos que cubría la compañía.
