
Cuando salimos de vacaciones, a la mayoría de los españoles no nos gusta preocuparnos por nada. Tampoco de estar siempre buscando un restaurante para comer o cenar. Cuando menos, esto es lo que opina el 71% de los encuestados por la cadena Fiesta Hotel Group, que han afirmado que prefieren los hoteles con régimen de 'Todo Incluido' a los establecimientos que ofertan media pensión o alojamiento y desayuno.
Asimismo, la encuesta indica que los españoles valoramos especialmente que se pueda comer a la carta en lugar de recurrir a un buffet libre. De hecho, para el 61% de los consultados ese es el aspecto de más importancia en un hotel con 'Todo Incluido'. Por delante incluso del 26% que considera que lo esencial es que incluya bebidas alcohólicas.
Las razones por las que los clientes prefieren la carta al buffet no obedecen a que este último sea de inferior calidad. Según ha manifestado Óscar Palacios, director comercial corporativo de Fiesta Hotel Group, a elEconomista.es/TurismoyViajes, el hecho responde a que "los españoles tenemos una cultura gastronómica de comer tranquilos, sentados y a la carta. En otros países, como EE.UU., triunfa el buffet porque están acostumbrados a ello."
Palacios insiste en el valor del factor servicio. "Además, la atención y el trato al cliente por parte de los camareros españoles es de lo mejor a nivel internacional y esto también influye en que a los españoles nos guste comer a la carta", asegura Palacios.
Amenaza para la restauración local
Los establecimientos hoteleros están en su derecho -podría decirse incluso que en la obligación- de buscar cómo satisfacer a sus clientes. Desde luego, el régimen de 'Todo Incluido' es una manera para lograrlo y la aceptación del producto por parte de la demanda no hace sino confirmarlo. Sin embargo, la expansión del 'Todo Incluido' tiene unos detractores claros: los hosteleros locales, cuyos bares y restaurantes acusan la disminución de la clientela.
En zonas turísticas como Canarias o Baleares la implantación del 'Todo Incluido' ha generado polémica desde un principio. Los restauradores locales han argumentado que con menos clientes sentados a sus mesas y acomodados en sus barras un determinado porcentaje de establecimientos terminarán por verse abocados al cierre. Esta circunstancia redundaría en un empobrecimiento de la oferta de hostelería y ocio que constituye uno de los atractivos históricos de estas zonas eminentemente turísticas. Ello sin considerar la evidente repercusión en el empleo local.
En opinión del director comercial de la cadena Fiesta, "el 'Todo Incluido' es una forma de servicio más para el cliente que además, en muchas ocasiones cena o come fuera para variar de espacio. Cuando un cliente se acerca a la recepción y nos pregunta que le indiquemos dónde puede cenar o a qué bar o discoteca puede ir, nosotros de buen gusto le indicamos y aconsejamos. Además, los hoteles, sean o no 'Todo Incluido', atraen turistas a Mallorca de lo que se beneficia la red de restauración y hostelería local."
La cadena mallorquina, perteneciente al Grupo Empresas Matutes, cuenta actualmente con un portafolio de 50 hoteles, con los que está presente, además de en España, en México, República Dominicana, Jamaica, Italia y Brasil. Su perfil de cliente coincide en gran medida con el turista que se decanta por el 'Todo Incluido', cuya horquilla de edad es bastante amplia, de 25 a 50 años.