Se acabaron las obras mastodónticas en los puertos que paralizan su actividad durante meses. Acciona ha desarrollado y patentado una revolucionaria solución constructiva que cambiará el sistema de ampliación de muelles portuarios para siempre, dentro y fuera de España, con un notable menor impacto económico, medioambiental y de ocupación del puerto. Ya está disponible 'elEconomista Transporte'
La primera experiencia piloto de esta solución constructiva, que se quiere aplicar al resto de puertos españoles que quieran ampliar su capacidad y al mercado internacional que lo demande, se está implantando en las obras de ampliación del muelle de cruceros del Puerto de Rosario, en Fuerteventura, Canarias, que la Autoridad Portuaria de Las Palmas concedió al grupo de la familia Entrecanales por 1,5 millones.
Si esta obra se hubiera realizado con el método tradicional, se habrían tenido que emplear los barcos cajoneros, unos buques de tamaño mediano o grande, con más de 60 metros de eslora, que transportan cajones de hormigón hacia la zona de ampliación de un puerto y que se van asentando en el terreno para poder construir el nuevo muelle. "Este sistema tiene varias desventajas. La primera de ellas es que no existen tantos barcos cajoneros en el mundo, por lo que las obras no se pueden poner en marcha hasta que no se dispone de uno de ellos", explica Ricardo Álvarez García-Lubén, director de Innovación Tecnológica de Acciona. Sólo por poner un ejemplo, el grupo cuenta con tres barcos de estas características para realizar estas ampliaciones y en el mundo no existen más de 15 o 20 buques con este grado de especialización.
El segundo gran inconveniente es la paralización de buena parte de la actividad del puerto mientras que transcurren las siempre farragosas obras de ampliación, con el trastorno económico que representa para la correspondiente autoridad portuaria, que no puede mover la misma cantidad de mercancías que en plena actividad. ¿La razón? "Estas obras necesitan inmovilizar una parte del puerto durante demasiado tiempo", advierte José Daniel García Espinel, director de Transferencia Tecnológica de Acciona. Una muestra bastante gráfica de ello son las obras del Puerto del Rosario, que hubieran supuesto hasta 8 meses de ocupación de parte de las instalaciones con el método tradicional para una ampliación de muelle de apenas 86 metros de longitud, mientras que con el nuevo sistema la intrusión en el día a día de la instalación es menor y sólo dura dos meses. Ello aplicado a una obra mucho mayor sería todavía más acentuado.
Buques más grandes
La política portuaria española e internacional está apostando en los últimos años por adecuar las instalaciones a buques con más eslora, manga y calado. Recientemente, Puertos del Estado aseguró que las previsiones de captación de inversión en las concesiones de puertos españolas eran de 3.000 millones -a razón de 150 millones en 20 años-. Se espera que esa ampliación del tiempo de concesión de 30 a 50 años redunde en las obras de ampliación tanto de capacidad de contenedores como de muelles para poder dar cabida a nuevos barcos, por lo que las infraestructuras portuarias españolas experimentarán un crecimiento notable en las próximas décadas.
Fuera del mercado nacional hay otros escenarios como Brasil, que también están inmersos en una política de ampliación de sus instalaciones. Acciona ya opera allí en las obras de construcción de los diques exteriores para un superastillero en el complejo del nuevo Puerto de Açu, aunque se están fabricando todavía con el método tradicional: con grandes bloques de hormigón. "Para diques exteriores de contención, mucho más grandes y con unas características especiales de resistencia, todavía no se ha podido desarrollar una nueva tecnología", matiza García Espinel.
Una vez que se finalice la ampliación del Puerto del Rosario, la intención del grupo es exportar este método, que ha sido galardonado con el Premio Europeo de Medio Ambiente a la Empresa. Todo son ventajas. Las emisiones de CO2 se reducen un 75% frente a la técnica tradicional de los cajones flotantes de hormigón. También se evita el uso de grúas de gran tonelaje. Con una de tamaño mediano/pequeño se pueden transportar los cajones cilíndricos al agua, que después son empujados por pequeños barcos hasta su punto de ensamblaje, donde son rellenados con arena hasta que quedan anclados en el fondo y sirven como soporte al nuevo muelle. En esta revolucionaria técnica se emplean paneles de materiales compuestos de fibra de vidrio similares a los que se utilizan para fabricar aviones.