
Ya estamos en 2023 y este año muchas personas se han propuesto realizar los viajes que siempre han deseado. Sin embargo, el turismo es una de las actividades económicas más contaminantes; concretamente, supone el 8% del total de emisiones del ser humano, según la Organización Mundial del Turismo. Este organismo también proyecta que esta cifra se incrementará en un 8% anual en la próxima década.
Lo cierto es que cada año se notan más los efectos adversos del cambio climático: el aumento de las temperaturas extremas, la acumulación de residuos plásticos en océanos y la disminución de la biodiversidad. Para frenar estos fenómenos son muy importantes las acciones individuales y, teniendo esto en cuenta, es necesario llevar a cabo esos viajes soñados de una manera que no dañe al medioambiente, lo cual es posible siguiendo una serie de pautas responsables.
Utilizar formas de transporte menos contaminantes
El avión es uno de los medios de transporte más contaminantes que existen, puesto que, de acuerdo con los datos de TMAS Aviación, supone el 2% de las emisiones globales de CO2 emitidas por el ser humano a la atmósfera, es decir, produce aproximadamente unos 900 millones de toneladas de dióxido de carbono.
Por el contrario, el tren es la forma de viajar más sostenible, con solo un 0,7 % de las emisiones totales de CO2, según la Asociación Ferroviaria Española. De esta forma, todas aquellas personas que hayan decidido viajar durante este año pueden escoger este medio de transporte para ahorrar emisiones al planeta. También se contribuye a esta causa contemplando otros aspectos como no imprimir los billetes y llevarlos de forma digital o reducir el equipaje.
Por otra parte, es común realizar viajes en coche para explorar territorios más cercanos, pero, en ese caso, será más ecológico utilizar vehículos eléctricos y ocuparlos lo máximo posible. Para ello, se puede recurrir a empresas de carsharing o plataformas para compartir viajes, como Amovens o Blablacar.
Por último, dentro de la propia ciudad, la manera más ecológica de conocerla es mediante el uso de bicicletas o patinetes eléctricos, así como andando o, en última instancia, en transporte público.
No arrojar basura
La Gran mancha de basura en el Pacífico, que está formada por 1,8 billones de trozos de plástico, es un ejemplo de lo perjudicial que pueden resultar los residuos para el ecosistema. El turismo genera muchos de estos desperdicios, como muestra un estudio internacional liderado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB), según el cual esta actividad supone el 80 % de la basura que hay en las playas del Mediterráneo, la cual se conforma en un 94% de plástico. Lo más habitual es encontrar colillas, pajitas o latas de bebidas, especialmente en zonas de playa, y para evitarlo es muy importante utilizar los contenedores adecuados para eliminar este tipo de desperdicios.
Además, también hay que prestar atención a detalles como usar cremas biodegradables que sean seguras para la flora y la fauna marina.
Consumir productos locales
A la hora de comer siempre es interesante apostar por productos de la zona, en primer lugar por su calidad y, después, porque se apoya al comercio local, genera empleos, fortalece la economía del lugar y, sobre todo, reduce el impacto en el medio ambiente; ya que se reducirá su transporte y con ello sus emisiones de dióxido de carbono. De esta manera se optimizan los recursos y se disfruta de la mejor gastronomía. Además, los expertos recomiendan reducir el consumo de carnes y lácteos, puesto que la ganadería supone el 14% de las emisiones humanas.
Alojamientos alternativos
Existen diversos hoteles diseñados pensando en la sostenibilidad, de manera que no tenga un impacto negativo en el sitio donde se encuentra construido ni en su entorno. Un ejemplo de este tipo de alojamientos es el hotel Talaia Plaza, el primer EcoResort de España con el sello de sostenibilidad de Beyond Green. Se encuentra en el corazón del Empordà, en el pueblo de Begur (en la Costa Brava), rodeado de un bosque de pinos y cercano a la cala de aguas cristalinas de Sa Riera, con el objetivo de ofrecer una experiencia de lujo en contacto directo con la naturaleza.
El sello Beyond Green reúne y certifica una cartera con los complejos hoteleros más sostenibles del planeta, considerando su nivel de protección a la naturaleza, el apoyo a las comunidades locales y la diversidad cultural. Estos alojamientos deben cumplir tres pilares del turismo sostenible: protección del patrimonio natural y cultural y contribución al bienestar social y económico de las comunidades locales. Además, se adhiere a más de 50 indicadores de sostenibilidad que se ajustan a los criterios mundiales de turismo sostenible y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible definidos por las Naciones Unidas.
Para aquellos que no sean asiduos a los hoteles, también está la posibilidad de recurrir a campings, casas rurales o al intercambio de residencia con aplicaciones como HomeExchange. Esta última modalidad genera menos residuos porque se usan recursos preexistentes y, además, al no haber una transacción económica de por medio, no contribuye a la problemática de los alquileres de alojamientos vacacionales.
Evitar el "turismo de masas"
Muchas veces a la hora de organizar el viaje, lo más sencillo es ir a sitios populares, pero no es lo más recomendable, ya que suelen abarrotarse y, por lo general, suponen formas de turismo menos respetuosas con el planeta.
Existen alternativas a este tipo de excursiones. Por ejemplo, en España, cada vez se ve más como el turismo ha ido evolucionando desde el tradicional de "sol y playa" a uno que involucra más lugares de montaña y bosque. Siempre que este tipo de parajes se cuiden, supondrá una forma de viajar más eficiente.