Tinta china

Cristina Prat: "Este año alcanzaremos los 125.000 enoturistas en la Ribera del Duero"

Hace tres años arrancó un Plan de Dinamización de Producto Turístico para poner en valor la Ruta del Vino de la Ribera del Duero. Cristina Prat, gerente de este proyecto que apuesta por el futuro del enoturismo, hace balance del camino recorrido y comenta algunos detalles de la campaña de publicidad que acaban de lanzar bajo el eslogan 'Sensaciones con Denominación de Origen'.

¿Cuántos enoturistas ha recibido la Ribera del Duero en estos últimos años?

Las cifras de enoturistas que tenemos corresponden a aquellos que visitan bodegas, aunque hay que considerar enoturista no es sólo quien visita una bodega. Quien pisa un territorio eminentemente vitivinícola está practicando enoturismo, aunque venga para hacer turismo de naturaleza o disfrutar de la gastronomía.

Dicho esto, las estadísticas de las visitas registradas en bodegas adscritas reflejan que en 2009 -primer año del que tenemos cifras- tuvimos 83.000 visitantes, con 33 bodegas asociadas. En 2010 se produjo un aumento significativo, hasta los 94.000 ó 95.000 visitantes, con 39 bodegas que ya recibían visitantes. Y el pasado año, en diciembre de 2011 superamos los 115.000 visitantes en las bodegas y alcanzamos la cifra de 49 bodegas. Es un aumento del 35% respecto al año anterior. En estos momentos contamos con 57 bodegas y esperamos cerrar 2012 con un volumen superior de turistas al de 2011.

¿Qué incremento de turistas esperan recibir gracias a la nueva campaña de publicidad?

No hemos hecho una proyección. Preferimos centrarnos en la cifra de 125.000 turistas que anticipamos al cierre de 2012, que es de por sí un magnífico resultado.

De un total de más de 260 bodegas que existen en la Ribera del Duero, sólo 57 están adscritas a la Ruta del Vino. ¿Por qué son tan pocas realmente las que ofrecen enoturismo, teniendo el auge de esta actividad?

La elaboración del vino forma parte del sector secundario y no tiene, en principio, nada que ver con el sector servicios. Hay unas cuantas bodegas que han querido desarrollar una rama más de su oferta abriendo sus puertas al turismo, pero para muchas otras su negocio se ciñe a la elaboración y comercialización del vino. No obstante, en el último trimestre de este año y a lo largo de 2013, creo que se sumarán otras cinco o seis bodegas a la Ruta.

Todas las bodegas que practican enoturismo, que reciben visitantes, ya están dentro del Club de Turismo. Para que puedan formar parte de este Club les exigimos unos determinados criterios y una estabilidad, para que el turista no se sienta engañado. Siempre digo que calidad no son etiquetas ni ISO?s, calidad es satisfacer al turista. Por eso, a las bodegas les exigimos servicio, atención en fin de semana, que dispongan de folletos sobre sus actividades de enoturismo, que puedan atender en otro idioma, etc.

¿El Plan de Dinamización ayuda a las bodegas que lo desean a entrar en el Club de Producto Turístico?

Si quieren convertirse en bodegas que puedan recibir turistas les acompañamos a lo largo de todo el proceso, les ayudamos y les auditamos. Algunos de los criterios exigidos requieren realizar inversiones en mejoras de las instalaciones para poder recibir a los turistas y esto hay que tenerlo en cuenta.

¿Qué impacto económico tiene el enoturismo en la región?

Es muy difícil de valorar. Este año hemos pedido a las bodegas unas estadísticas para saber cuántas han creado nuevos puestos de trabajo, pero hasta finales de año no tendremos los resultados.

El Plan de Dinamización lleva tres años en ejecución, ¿qué otras acciones ha incluido aparte de la actual campaña de publicidad?

Se firmó en diciembre de 2008 y las actuaciones empezaron en julio de 2009. Esta campaña de publicidad es la acción más importante del año en curso. En 2011 la acción fundamental fue la señalización. Hemos señalizado con más 3.000 indicadores toda la Ribera del Duero. Es una zona virgen turísticamente hablando -y ahí radica su autenticidad y belleza-, pero las bodegas están "perdidas" en el campo, en medio de parcelas y era muchas veces imposible para los turistas encontrarlas. Por eso era fundamental señalizar todos los recursos turísticos de la Ruta, para que el turista cuando llegue se dé cuenta inmediatamente de que está en un territorio vitivinícola y se sienta bienvenido. Además, de esta manera se le orienta a los principales enclaves turísticos de la Ribera del Duero.

¿El Plan de Dinamización perdurará más allá del tercer año?

En mayo o junio del año que viene -seguramente- terminará el Plan, pero el Consorcio de la Ruta del Vino Ribera del Duero mantendrá su actividad. Lo hará, eso sí, con un presupuesto muy inferior al de los últimos tres años. Hasta ahora, ha tenido una financiación público-privada, con un mayor volumen de inversión pública -de la Junta de Castilla y León, de las cuatro Diputaciones y de Turespaña-, y una pequeña parte privada que es la aportada por el Consorcio, donde están las bodegas. A partir del cuarto año, la parte pública se retira de la financiación, pero el Consorcio con las aportaciones de las cuotas debe seguir adelante.

¿A cuánto asciende la inversión en estos tres años?

A cuatro millones y medio de euros.

La campaña se marca como mercados internacionales prioritarios a los países del norte de Europa, ¿por qué? ¿Tienen un nivel de gasto superior o sencillamente son los que más crecen?

Se ha hecho un estudio de los mercados que consumen vino, pero seleccionando los que además practican turismo de interior. Por esa razón no llevamos la campaña a Reino Unido, porque los británicos son grandes consumidores de vino y gastronomía, pero no de turismo de interior. Cuando vienen a España viajan a la costa. Sin embargo, países como Holanda, Bélgica o los Países Nórdicos buscan más el turismo de naturaleza, se apartan del turismo de masas, buscan cosas más auténticas, que es lo ofrecemos nosotros, un turismo de interior y de calidad.

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