Hace 200 años las bicicletas no tenían ni pedales, ni dispostivo de dirección ni frenos. ¿Se imaginan? Había que sentarse sobre el artefacto y tomar impulso como si se tratase del coche de los Picapiedra, todo para avanzar muy lentamente, en línea recta y procurando no acabar metido en una cuesta abajo.
Si esto era un peligro por aquel entonces, lo cierto es a día de hoy, y a pesar de las nuevas tecnologías, el hecho de montar en bici por las ciudades no es mucho más seguro. La seguridad es una preocupación constante para los ciclistas, peatones y conductores en nuestro país, sobre todo en ciudades como Barcelona y Sevilla, que se llevan la palma en cuanto al número de ciclistas que se pueden ver pedaleando por sus calles.
La capital andaluza cuenta con más de 22.000 personas que utilizan este medio para desplazarse de un lado a otro cada día. Este incremento en el uso también ha supuesto que se hayan multiplicado el número de accidentes; valga como muestra que en la Ciudad Condal aumentaron un 13 por ciento los accidentes en 2007, con respecto al año anterior.
Sensible a este interés por aumentar las precauciones cuando se conduce una bicicleta, el Premio James Dyson Award ha premiado en esta edición las dos mejores aportaciones en esta materia.
Chaqueta inteligente
El primer premio fue a parar al estudiante de diseño londinense Michael Chen, cuya chaqueta Reactiv se ha creado para mejorar las condiciones hostiles que existen en muchas ciudades del mundo.
La chaqueta Reactiv utiliza unos sensores que detectan el movimiento y por lo tanto, las luces LED de la espalda cambian de color: verde cuando está en movimiento, rojo cuando se para y ámbar cuando se levanta el brazo para señalar que se va a girar. "He montado en bici por la noche en Londres llevando mi primer prototipo y, por primera vez, noté que tanto los conductores como los peatones eran más conscientes de mi presencia", afirma Michael.
También la seguridad es lo que ha inspirado a los segundos ganadores: el Single Handed Bike Brake Lever (SHBBL). Diseñado por unos estudiantes canadienses de ingeniería, se trata de un sistema de frenado revolucionario. Si para poder manejar una bicicleta correctamente se necesitan las dos manos, el sistema SHBBL incorpora los dos frenos en un sólo mango del manillar.
Se utiliza de la misma forma que unos frenos corrientes y esta pensado sobre todo para las personas con discapacidades físicas. "Este sistema podría resolver otro problema de seguridad. Al apretar los dos frenos a la vez, se reducen las posibilidades de salir volando por el manillar y acabar con alguna herida grave", añade James Dyson.
Pero los dos premiados con los más altos galardones no fueron los únicos que llegaron hasta la final. Hubo otros doce concursantes, jóvenes diseñadores e ingenieros, que pugnaron por el más alto honor con sus creaciones, y cada uno procedente de un país distinto.
Innovación y seguridad
España tomó parte en el concurso con una placa de inducción que consume mucha menos energía al cocinar gracias a unos sensores que detectan el tamaño y la forma de las sartenes. De esta manera se calcula la cantidad exacta de calor necesario.
Desde Australia llegaba hasta el concurso el Powercleat. Un sistema de seguridad para los marineros que impide que los cabos de los barcos se enreden en la cubierta, reduciendo el riesgo existente para las personas de abordo.
Otra de las novedades presentadas en el certamen era de origen holandés y estaba dirigido a los apasionados al submarinismo que sufren infecciones en el oído con facilidad. Se trata de un vehículo que funciona con energía solar y puede sumergirse debajo del agua, y cuyos laterales son de cristal para que los niños, mayores y discapacitados puedan disfrutar de las maravillas del fondo del mar sin mojarse.
No todos los inventos que se presentaron al Premio James Dyson Award estaban relacionados con el mundo del deporte. Por ejemplo, nuestros vecinos italianos se decantaron por participar junto con su Doccia Morbica, una suerte de alcachofa de ducha que se puede utilizar como un guante y que reduce la cantidad de agua necesaria para ducharse, pues se puede acercar la alcachofa al cuerpo.
Japón acudió al encuentro con su Health Management Toilet. El país nipón penso en aquello de eres lo que comes para diseñar este aparato, que funciona analizando el olor, color y consistencia de los excrementos. Los resultados se envían directamente a un doctor, por lo que se ahorra esa situación embarazosa. Lo que puede llegar a ser un tabú, esté aparato lo soluciona por nosotros.
Por su parte, los suizos acudieron con un invento que consiste en combinar, en un mismo aparato (Loc+), un candado y una luz, algo muy práctico en un país donde el volumen de personas que utiliza este medio de transporte es muy grande. Estos son algunos de los inventos que, quién sabe, puede que algún día revolucionen el mercado.