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Aborto espontáneo o inducido comparten los riesgos para el siguiente embarazo

Por Lisa Rapaport

(Reuters Health) - Las madres primerizas que perdieron elembarazo o abortaron estarían expuestas a un mayor riesgo decomplicaciones en el parto de una segunda gestación, segúnsugiere un estudio de Israel.

Los autores observaron que la interrupción de un embarazoprevio estaba relacionada con tasas levemente más altas deinducción del trabajo de parto, cesáreas y retención de laplacenta después del parto, aunque no influía demasiado si esainterrupción había sido intencional o espontánea.

Pero la autora principal, doctora Liran Hiersch,investigadora especializada en obstetricia y ginecología de laUniversidad de Tel Aviv, dijo que a pesar de que la tasa decomplicaciones era mayor después de un aborto o la pérdida delembarazo, el riesgo total seguía siendo bajo.

Aun así, consideró clave que los médicos conversen con suspacientes sobre las complicaciones potenciales.

El equipo de Hiersch analizó las historias clínicas de13.000 mujeres, incluidas unas 1500 con una interrupcióngestacional en el primer trimestre, ya sea espontánea o inducidapor cirugía o medicamentos.

Todas las madres primerizas en el estudio tuvieron a susbebés en un hospital universitario de Israel entre 2009 y 2014;no participaron mujeres con interrupciones gestacionalesmúltiples, sin atención prenatal, con embarazos múltiples ocomplicados, ya sea por la muerte del feto o la detección demalformaciones graves.

Las mujeres que habían perdido el embarazo o habían optadopor abortar eran mayores, se habían hecho más tratamientos defertilidad y eran más propensas a desarrollar diabetesgestacional que las mujeres sin un embarazo previo interrumpido(grupo control).

En aquel primer grupo, el 53 por ciento había abortadoespontáneamente, el 33 por ciento había decidido abortar y otro14 por ciento no contaba en su historia clínica con informaciónsobre el tipo de interrupción.

El 7 por ciento de las mujeres con un embarazo previointerrumpido necesitó inducción del parto en la segundagestación, comparado con el 5 por ciento de las primerizas. Lascifras para la cesárea fueron, respectivamente, del 25 y 18 porciento, mientras que para la placenta retenida después del partofueron del 7 y el 5 por ciento.

La hemorragia, un efecto adverso grave de la retención de laplacenta, no fue una complicación frecuente: sólo se registró enun 3 por ciento de los partos, sin importar los antecedentesgestacionales.

Una limitación del estudio es la falta de información sobrealgunos factores que influyen en la evolución del embarazo, comolos métodos de aborto y el intervalo entre los embarazos, dijoel equipo en Journal of Maternal-Fetal and Neonatal Medicine.

Además, como muchos abortos espontáneos son tan tempranosque las mujeres ni siquiera se dan cuenta o lo confunden con lamenstruación, es posible que algunas participantes del grupocontrol formaran parte del grupo que había perdido un embarazo.

El doctor Jeffrey Ecker, especialista en embarazos de altoriesgo del Hospital General de Massachusetts y de la Facultad deMedicina de Harvard, opinó que estos resultados deberíantranquilizar a las mujeres porque las diferencias estadísticasdetectadas no son las mismas que en la práctica clínicagenerarían preocupación o modificarían el tipo de atención quereciben las mujeres durante el embarazo o el parto.

Ecker no participó del estudio.

FUENTE: Journal of Maternal-Fetal and Neonatal Medicine,online 4 de junio del 2015.

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