
Cannes (Francia), 6 jun (EFE).- El futuro de la industria de la música se dirime hoy en el MidemLab de Cannes, un vivero de talento donde una treintena de empresas emergentes presentan sus propuestas dentro del Mercado Internacional del Disco y la Edición Musical (MIDEM), que se celebra del 5 al 8 de junio en esa villa costera.
Proceden de todo el mundo, algunos apenas rebasan los 25 años y la mayoría reivindica la estética desenfadada de los gurús de Silicon Valley. Los jóvenes participantes del MidemLab, la competición de start-ups más puntera del sector, son la selecta cantera de la industria musical.
Bajo la inquisidora mirada de los 18 emprendedores que forman el jurado y ante un público compuesto casi exclusivamente por profesionales y cazatalentos, los finalistas disponen del escenario del Palacio de Festivales de Cannes durante un puñado de minutos, una ocasión que exige ingenio, oratoria y músculo didáctico.
Concebido como un acelerador empresarial, la octava edición del MidemLab impulsa tres categorías de diez candidatos, una relativa a la simple escucha y la recomendación y creación, otra al hardware y la electrónica o los objetos conectados, y una última centrada en la mercadotecnia y las redes sociales.
Desde redes sociales de afinidad o plataformas de amateurs a detectores de canciones y movimiento, pasando por un reproductor que pincha música conforme a la temperatura ambiente, las novedades de este año recorren todo el espectro creativo del sector.
Pese a todo, y a imagen de una feria marcada por el auge de la escucha en línea, el "streaming" concentra de nuevo todas las atenciones.
Presente gracias a la red colaborativa de fans que tejió al concluir la universidad, Kenji recuerda que el auténtico premio es "integrar la selección final", un espaldarazo que empuja a los proyectos casi por inercia al mundo profesional.
Sus referencias son los exitosos casos de compañías como SoundCloud o Songkick, dos herramientas ya consolidadas entre los usuarios de la web que dieron sus primeros pasos tras alzarse con el primer premio, que garantiza la asesoría de expertos y un seguimiento al milímetro de la idea por los popes de la industria.
Pero no hace falta echar mucho la vista atrás para comprobar la eficiencia del MidemLab. Sólo en 2014, los candidatos seleccionados por esta aceleradora empresarial reunieron 7 millones de dólares (6,2 millones de euros), mientras que la firma ganadora, Blitzr, es hoy la mayor base musical del mundo con un catálogo de 40 millones de títulos.
"Si no estás aquí, no estás en ningún sitio. De pronto he tenido acceso a gente con la que nunca habría podido conectar", explica a Efe Josquin Fargue, uno de los fundadores de SoundsGood, una de las ideas finalistas.
Este ex dj de 28 años ideó junto a dos amigos esa red social que, apoyada en un reproductor universal, agrupa los repertorios de Youtube o de servicios de "streaming" como Deezer o Spotify para conceder el poder a los "usuarios que marcan tendencia".
"La idea es permitir a la gente con criterio compartir sus listas de música y llegar al mayor número posible de público", relata Fargue, que ya ultima el desembarco de su plataforma en España o Inglaterra.
Al principio eran djs, periodistas o simples profesionales del negocio, pero pronto otros usuarios anónimos atrajeron la curiosidad de los internautas, argumenta este emprendedor para acabar formulando una metáfora del actual ecosistema de la música: los pequeños comienzan a suscitar la atención de los grandes.
"Somos la nueva generación, los evangelistas del 'streaming'", asegura Fargue, que pasó de ser becario a contratar a diez.
Carlos Abascal Peiró
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