Por Kathryn Doyle
(Reuters Health) - Cuando los diabéticos informaninconvenientes con el uso de sus bombas de insulina, losfabricantes almacenan los reclamos, pero un estudio indica quelos investigadores no siempre pueden acceder a esos datos paraanalizarlos de manera independiente.
En una declaración conjunta, expertos de la AsociaciónEstadounidense de Diabetes y la Asociación Europea para elEstudio de la Diabetes aseguran que las agencias regulatoriasdeberían diseñar normas aplicables a todos los fabricantes delas bombas de insulina.
A pesar de esto, los usuarios no deberían alarmarse.
"Son dispositivos muy seguros si se cumplen lasinstrucciones", dijo la doctora Anne Peters, directora delPrograma de Diabetes de University of Southern California ycoautora de la nueva declaración.
Pero aclaró que los usuarios saben que, a veces, las bombasfallan.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedadesde Estados Unidos (CDC) estiman que el 5 por ciento de los 29millones de estadounidenses diabéticos padece diabetes tipo 1 ytiene que utilizar inyecciones o una bomba de insulina todos losdías.
Hasta un millón de personas en el mundo podrían estarutilizando estas bombas, aunque los autores aclaran en ladeclaración publicada en Diabetes Care que los fabricantes nodifunden la cantidad de dispositivos vendidos y enfuncionamiento.
A medida que las bombas se vuelven más sofisticadas ypequeñas, el mercado recibe nuevas versiones. Analizar losproblemas que informan los pacientes mejoraría la calidad y laseguridad de los dispositivos.
En Estados Unidos, los usuarios denuncian los problemas antelos fabricantes, que los comunican a la Administración deAlimentos y Medicamentos.
Es información pública, pero cada empresa aplica su propioprocedimiento de revisión y categorización, además de determinarsi existe un problema.
Peters aseguró que es difícil navegar esa base de datos. "Esmuy complicado para un médico, como yo, acceder a los datos.¿Con qué frecuencia falla una bomba y hay que cambiarla? No losé", dijo.
En el período 1996-2005, la Administración de Alimentos yMedicamentos de Estados Unidos (FDA) recibió 1.594 informes deproblemas, incluidas 13 muertes.
Los informes de problemas graves o fatales con el uso de lasbombas de insulina aumentaron un 17 por ciento anual entre el2001 y el 2009, lo que podría atribuirse a un aumento del uso delos dispositivos, pero eso se desconoce.
En el 2013, más de 29.000 usuarios se comunicaron con losfabricantes porque su bomba había fallado.
"Las personas con diabetes deberían saber que lasasociaciones profesionales de Europa y Estados Unidos estántrabajando juntas para que la industria y las autoridadesregulatorias fijen estándares más altos para la comercializaciónde las bombas y transparenten la información sobre los efectosadversos", dijo el coautor de la declaración, John Petrie, de laUniversidad de Glasgow, Reino Unido.
También alentó a los usuarios a denunciar ante losfabricantes cualquier problema de funcionamiento de esosdispositivos.
Una de cada cuatro personas que utiliza una bomba deinsulina durante un año tendrá algún problema, lo que paraPetrie es demasiado alto.
Peters recordó la importancia de que los pacientes sepanactuar ante un problema de funcionamiento de la bomba, así comotambién que se les explique cómo resolverlos cuando la reciben ycon recordatorios periódicos.
Cuando una bomba se rompe, la experta recordó que elreemplazo demora algunos días en llegar. Por eso, recomendó quelos usuarios impriman la configuración y los datos del equipo ytengan al alcance insulina de acción prolongada.
FUENTE: Diabetes Care, 16 de marzo del 2015.