Por Shereen Lehman
(Reuters Health) - Tener una madre depresiva durante laescuela primaria aumenta la probabilidad de que un niño adopteconductas de riesgo, como beber alcohol o fumar, en laadolescencia.
Un equipo de Canadá estudió a casi 3.000 niños desde lainfancia y halló que aquellos que tenían madres depresivas en"la niñez intermedia" eran más propensos a adoptar conductas deriesgo en la adolescencia antes que otros pares.
"Aunque hay bastante evidencia que sugiere que la depresiónmaterna estaría asociada con la depresión de los hijos, seconoce muy poco cómo la depresión materna influiría en lasconductas adolescentes", aclaró por e-mail el autor principal,Ian Colman, investigador de la Universidad de Ottawa, Ontario.
Estudios previos habían sugerido que existiría una relaciónentre la depresión materna durante el embarazo o postparto conla salud mental del adolescente (ver noticia de Reuters Healthdel 10 de octubre del 2013 en http://reut.rs/1zWKAiz). Pero elequipo de Colman publica en Pediatrics que poco se sabe sobre larelación con las conductas en la adolescencia.
Los autores analizaron los resultados de la EncuestaNacional Longitudinal de Niños y Adolescentes, un estudiopoblacional canadiense que comenzó cuando los niños queparticiparon tenían entre dos y cinco años en 1994 y finalizó enel 2009 cuando eran adolescentes.
Las madres respondieron un cuestionario cada dos años paraconocer el estado de su salud mental y física, la salud de sushijos y sus parejas, la contención social disponible y elfuncionamiento familiar.
A los 10 u 11 años, los niños comenzaron a responder suspropios cuestionarios. Y en la adolescencia informaron sobre susconductas de riesgo, como el consumo de drogas y alcohol, el usode armas o las escapadas de la casa. Finalmente, 2910adolescentes completaron el estudio.
El equipo detectó que los adolescentes que habían estadoexpuestos a los síntomas depresivos maternos durante la mitad dela niñez eran más propensos a consumir alcohol, cigarrillos ymarihuana, y a tener conductas delictivas violentas y noviolentas. Además, tendían a adelantarse a esas conductas conrespecto de los hijos de las mujeres con depresión leve o sinsíntomas depresivos.
Los adolescentes que habían estado expuestos a la depresiónmaterna recurrente en la niñez tenían más conductas de riesgo noviolentas que los hijos de mujeres depresión leve o sin síntomasdepresivos.
En cambio, los hijos que ya estaban en la adolescenciacuando sus madres desarrollaron los síntomas depresivos notenían más conductas de riesgo que los participantes sinexposición a la depresión materna.
Todo esto no prueba que los síntomas maternos cuando loshijos son pequeños sean la causa de las conductas de riesgocuando son adolescentes. Pero los autores explican que eldesarrollo cognitivo, social y emocional aumenta durante lamitad de la niñez.
Colman admite que pedir ayuda puede ser muy difícil, peroasegura que hablar de cómo se sienten las mujeres es un buencomienzo en el camino de la recuperación de la depresión. "Noolvidemos que lo que es bueno para las madres, a menudo tambiénlo es para sus hijos".
FUENTE: Pediatrics, online 22 de diciembre del 2014.
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