CHIBA, Japón (Reuters) - El sentimiento antijaponés en China, la caída de precios y el aumento de la competitividad frente a su rival surcoreano son sólo algunos de los desafíos a los que se enfrenta Murata Manufacturing, la empresa japonesa que suministra a Apple los componentes para su iPhone 5.
Pero incluso con esos desafíos, el presidente de Murata, Tsuneo Murata, dijo el martes que la compañía pronostica una demanda más fuerte de teléfonos avanzados por parte de sus fabricantes en el trimestre de julio a septiembre y que sus fábricas operaron a plena capacidad.
"El descenso en precios fue peor de lo esperado en el primer trimestre (...) y eso, así como un yen fuerte, es un reto que continuamos arrastrando en el segundo trimestre", dijo Murata en CEATEC, la feria de electrónica de consumo de Japón.
Murata fabrica capas de condensadores cerámicos, un componente clave encontrado en una serie de dispositivos desde teléfonos avanzados hasta televisores. Murata, catalogado como uno de los proveedores de Apple en la extraña cadena de suministro de la compañía revelada el año pasado, no ha hecho público los nombres de sus principales clientes, pero los analistas dicen que la firma suministra estos componentes clave a Apple para su iPhone 5.
Cuando fue preguntado sobre la confianza que los proveedores de componentes tienen en dos de los fabricantes de teléfonos avanzados más importantes del mundo - Samsung Electronics y Apple - Murata dijo que la situación planteaba un dilema inevitable para los pequeños proveedores.
"Por un lado la situación hace que los negocios sean más fáciles desde que los proveedores sólo tienen que tratar con dos compañías. Por otro lado, el poder adquisitivo de las empresas se incrementa y el descenso de precios se agudiza (...) pero por supuesto, esto no se puede evitar", dijo.
Murata se enfrenta a la competitividad cada vez mayor de Samsung Electro-Mechanics, una unidad del gigante surcoreano. Para mantener su liderazgo sobre el rival de Corea del Sur, Murata dijo que la compañía necesita desarrollar componentes más pequeños con gran capacidad y ampliar la oferta de productos para los mercados médicos y de automoción.
Murata genera el 80 por ciento de sus ventas en el extranjero, lo que le ayuda a evitar algunos problemas en comparación con sus rivales japoneses, encasillados en costosas fábricas nacionales que han confiado demasiado en la demanda nacional.
Murata también dijo que la compañía no reuniría su objetivo previo de tener un 30 por ciento del total de la producción trasladado al extranjero para marzo, pero dijo que podría apuntar a un porcentaje incluso más alto para el próximo año fiscal.
La compañía recortó su previsión anual de beneficio operativo a 56.000 millones de yen (unos 555 millones de euros) en julio, una caída de un 17 por ciento respecto al anterior pronóstico, citando una caída de los precios de los productos, el cambio de divisas y los costes iniciales de inversión.
Murata dijo que cientos de trabajadores en la fábrica de Shenzhen en China, habían hecho huelga dos días durante las manifestaciones antijaponesas del pasado mes, que subyace a las preocupaciones sobre si Japón ha confiado demasiado en la labor de su vecino asiático. La compañía dijo que la huelga no causó grandes retrasos.
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