Telecomunicaciones y tecnología

La saturación de la banda ancha abrirá el debate del 'pago por uso'

La saturación de las redes de ADSL dejó sin acceso a Internet a miles de internautas andaluces, murcianos y valencianos el pasado viernes día 14. La incidencia obligó a los técnicos de Telefónica a redireccionar el tráfico por otros enlaces, pero dejó cierto poso de inquietud en el sector. ¿Qué pasa si se colpasan las redes? ¿Qué tragedia podría desencadenarse si las actuales infraestructuras no pueden satisfacer las crecientes necesidades de la demanda?

Existen dos respuestas: invertir en accesos cada vez de mayor capacidad, como es la fibra hasta el hogar (FTTH); o cambiar el modelo de facturación de las actuales redes. De lo primero se está hablando y escribiendo mucho, desde la CMT hasta cada uno de los operadores afectados, mientras que de las diferentes alternativas a las clásicas tarifas planas sólo trae de cabeza a los internautas estadounidenses, sin que apenas exista debate en España. Y creo ya va siendo hora.

Tanto navegas, tanto pagas

Duele escribirlo, pero habrá que hacerlo antes o después. Las tarifas planas de los servicios de telecomunicaciones tienen los años contados. En su lugar parece que se impondrán las mismas normas que actualmente rigen el mercado del gas, la luz, el agua y otras commodities. Es decir, tanto gastas, tanto pagas. La idea no es nueva. Este modelo de tarificación de la banda ancha en función del consumo comienza a gestarse en Estados Unidos y la estrategia llegará a Europa en cuestión de tiempo.

Los grandes proveedores de acceso ya consideran esta posibilidad como receta para evitar la congestión de sus redes. De lo anterior se desprende que los usuarios de Internet que se descarguen películas, vídeos, contenidos multimedia o se diviertan con videojuegos en red tendrán que pagar mucho más por su conexión que otros que sólo acuden a la Red para navegar o consultar su correo electrónico.

Las gestoras de derechos de autor podrían encontrar en este modelo de precios una excelente oportunidad para frotarse las manos. De hecho, la voracidad recaudadora de este tipo de entidades podría concentrarse en el intercambio de ficheros digitales, actividad que acapara buena parte del ancho de banda de la Red. Seguro que la SGAE y sus homólogas empujarán a las telecos hacia este tipo de conductas.

El ejemplo de EEUU

El gigante estadounidense Time Warner ha abierto brecha al anunciar su intención cobrar el uso de Internet de alta velocidad en función del consumo. El grupo de medios de comunicación hizo cuentas y comprobó que más de la mitad de los recursos de sus redes lo acapara el 5 por ciento de sus clientes.

El desarrollo de la denominada Web 2.0, donde los usuarios aportan sus propios contenidos a sitios como YouTube o Flickr, requiere cada vez de más capacidad de la Red. Ante esta realidad, Time Warner recela de las tarifas en las que los suscriptores abonan cierta cantidad fija por su tarifa plana, y no basta con que los clientes que disfruten de mayores velocidades paguen más por sus conexiones.

Time Warner Cable, con más de 7,4 millones de hogares suscritos, hace los experimentos con gaseosa y ha decidido probar su modelo tarifario en Beaumunt (Texas, Estados Unidos), localidad donde sus internautas son muy aficionados a descargar películas a todas horas y con especial fruición. Las pruebas de Time Warner coinciden con los trabajos que la compañía realiza para segregar su grupo de medios y contenidos de su actividad de proveedor de acceso a la banda ancha.

Otros proveedores de Internet, como Comcast, son sospechosos de atajar con contundencia los abusos y, presuntamente, cortan las conexiones de alta velocidad en cuanto sus sistemas detectan que sus clientes realizan un uso desmesurado de la Red.

Comcast reconoció días atrás que ahora "toma medidas para gestionar el tráfico de su servicio de banda ancha porque algunos de sus clientes sobrecargan la red al utilizar aplicaciones de intercambio de archivos como BitTorrent".

Comparaciones odiosas

Las comparaciones de los servicios de acceso a Internet con otros suministros perjudican la percepción de las tarifas planas. Sólo hay que imaginarse un escenario en el que un cliente que todos los días cambie el agua de su piscina pague lo mismo por el líquido que el usuario que sólo abre el grifo para asearse y echarse un trago. El gran reto que deberá resolver Timer Warner Cable consiste en retener a sus abonados en el momento en el que suprima la tarifa plana por el pago por uso.

Al contrario de lo que sucede en las telecomunicaciones fijas, los usuarios de móviles españoles están acostumbrados a pagar en función del tráfico realizado. Además, las tarifas planas que se comercializan para acceder a Internet por medio de tarjetas de datos (USB o PCMCIAS) siempre incluyen alguna limitación para disuadir las descargas masivas de ficheros audiovisuales. Estas mismas barreras de los operadores de móviles impiden el uso de estos dispositivos para disfrutar de las ventajas de la voz sobre IP, de considerable consumo de recursos de red.

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