BURDEOS, Francia (Reuters) - Un grupo de trabajadores franceses que se enfrenta a posibles despidos obtuvo más dinero después de amenazar con hacer saltar por los aires el equipo industrial de su planta, informaron el viernes representantes sindicales.
El personal de JLG, una compañía que fabrica plataformas montadas en grúas para la reparación de equipamiento en altura, es el tercero en Francia que hace amenazas similares durante este mes, imitando a empleados del fabricante de equipos de telecomunicación Nortel y de New Fabris.
Los trabajadores de tres plantas de JLG ubicadas en el suroeste de Francia llevaban tres semanas en huelga por un plan de la dirección para despedir a 53 de ellos.
Después de escuchar las noticias sobre las amenazas hechas en Nortel y New Fabris, decidieron seguir el ejemplo.
El miércoles, los trabajadores situaron cuatro de las grúas, de un valor total estimado en 250.000 euros, en un aparcamiento de automóviles y las rodearon con cilindros de gas y astillas de madera para encender fuego.
Después de unas largas negociaciones que se extendieron durante la noche del jueves, la dirección acccedió a la demanda de que los trabajadores despedidos reciban 30.000 euros en compensación, y los empleados en huelga retiraron los cilindros de gas y devolvieron las grúas a la fábrica.
"Es una lástima que hayamos tenido que llegar a este punto. Si la dirección lo hubiera querido, podríamos haber evitado este duro conflicto", dijo a Reuters Christian Amadio, un representante de los trabajadores de JLG.
Los trabajadores de Nortel consiguieron la reanudación de sus negociaciones con la gerencia, mientras que en New Fabris no obtuvieron nada y aún amenazan con volar la planta.
Tales amenazas marcan una nueva escalada en las tácticas usadas por trabajadores franceses descontentos después de una serie de secuestros de jefes ocurridos previamente este año, en las que miembros de la direcciónfueron detenidos en las oficinas de sus compañías.
Las autoridades han usado un duro lenguaje para denunciar tales acciones, pero se han abstenido de enviar a la policía para disolver las protestas. El Gobierno quiere evitar una escalada de violencia en un país con un historial de tensiones laborales.