Tecnología

Cómo el Blockchain puede ser un aliado de los medios de comunicación

Los medios de comunicación han sido una de las industrias más afectadas por el auge de un Internet de la Información que ha transformado nuestras vidas en los últimos 20 años. En el Internet del Valor, basado en la tecnología descentralizada de Blockchain, este sector clave para el buen funcionamiento de nuestro sistema democrático podría encontrarse con más retos, pero también con nuevas posibilidades para que, los profesionales del periodismo, puedan llegar, de otra forma, a más lectores.

La transformación a la que se enfrentan los medios de comunicación es un tema tan apasionante que hoy contamos con Covadonga Fernández González, periodista, cofundadora de OleChain.com y coautora de LibroBlockchain.com para que comparta con nosotros su visión de las oportunidades y retos a los que se enfrenta el periodismo, tecnología Blockchain mediante.

¿Cuales son los retos para los medios de comunicación para el futuro?

El reto más importante de los medios de comunicación es el de la viabilidad económica, ya que si no consiguen una rentabilidad a partir de su propio negocio, se verán abocados a cerrar o a estar subordinados a otros poderes. La industria de los medios tendrá que asumir buena parte de lo que hace ahora la industria publicitaria; es decir, ofrecer a los anunciantes una estrategia integral para llegar por los diferentes canales a las audiencias y hacerlo, además, de distinta manera a cada una de ellas, ofreciendo distintas narraciones que las conecten con los productos o servicios ofertados por los anunciantes.

Al igual que ha sucedido a otras industrias centenarias, la de los medios de comunicación también se ha visto interrumpida en toda su cadena de valor por compañías de base tecnológica que ofrecen otras narraciones y otra manera de relacionarse con las audiencias y entre las audiencias. Por ello, los medios de comunicación deberían explorar todas las innovaciones tecnológicas que les permitan llegar a los consumidores de contenidos informativos y de entretenimiento. Dada la relevancia de las redes sociales en dicho consumo, los medios de comunicación podrían unirse en una gran alianza que les permitiera investigar qué tipo de aplicaciones son las más adecuadas para llegar a las audiencias que se concentran en las redes sociales.

Esta gran alianza de editores de medios de comunicación también permitiría establecer unas bases de colaboración con las plataformas sociales, que faciliten a la industria periodística, por ejemplo, conocer cuáles son los contenidos que demandan los consumidores, realizar estudios de audiencia de los contenidos compartidos en las redes sociales o incluso utilizarlas como soportes publicitarios para vender suscripciones fragmentadas de contenidos compartidos mediante micropagos. En este sentido, Blockchain sería la solución, ya que permite comercializar los contenidos de manera semejante a como hace, por ejemplo, iTunes con las canciones, ofreciéndolas a precios muy pequeños, de fracciones de euro. El producto y el servicio experimentaría una gran transformación, especialmente en clave de fragmentación, de manera que cada elemento, producto o servicio estaría vinculado a un coste y un pago. Por ejemplo, artículos sueltos, alertas de noticias, suscripciones por un tiempo limitado y cualquier otra cosa. Piense, por ejemplo, en lo que antes era un viaje en avión y lo que es ahora cuando lo adquieres a través de internet: te venden el embarque rápido, el llevarte el equipaje en función de su tamaño, la elección de asiento, comidas y bebidas, etc... El viaje se ha fragmentado en mil pedazos. Con los medios de comunicación ya está empezando a ocurrir lo mismo: se ofrecen artículos o productos sueltos, el acceso preferente a informaciones, etc.

¿Cómo se pueden reinventar los medios de comunicación?

En un contexto como en el que nos encontramos, donde ya nadie sabe contra quién compite y dónde todo converge, si los medios de comunicación quieren seguir contando en la esfera pública deberían juntarse con las compañías que están irrumpiendo en sus modelos de negocio, como, por ejemplo, Facebok, Twitter o Google.

En la actualidad, cualquier organismo, institución o empresa privada cuenta con sitios web llenos de interesantes contenidos sobre temas específicos, elaborados por especialistas en la materia, que casi nunca son periodistas. Dichos contenidos se vuelcan en las redes sociales, alcanzando todo una dinámica transmedia.

En apenas trece años, Facebook, la red social que Mark Zuckerberg creó para charlar con sus amigos de la universidad, se ha convertido en banco, en un medio de comunicación, en una empresa de mercados, en una agencia de publicidad, en una tienda y en muchas más cosas. Y puede ser todas esas cosas a la vez sin la necesidad de mantener costosas redes de oficinas o sin que sus profesionales tengan que escribir una sola línea de contenido.

Las salas de redacción y de edición de los medios de comunicación deberían ser espacios híbridos, donde conviviesen ingenieros, periodistas, filósofos, abogados o emprendedores sin formación específica en periodismo, pero con el entusiasmo y la intuición necesaria para cambiar las cosas, porque la innovación, las ideas y la creatividad son el nuevo capital. Es necesario que los medios de comunicación participen en procesos de innovación abierta. Dado que el software es el lenguaje del siglo XXI, carece de sentido que los medios de comunicación no cuenten en sus plantillas con una mayor proporción de creadores en ese lenguaje o analistas de datos, que en tiempo real sepan quiénes están recibiendo sus productos, quiénes los podrían recibir, en función de sus perfiles, y no los están recibiendo.

Por todo esto hay que añadir que la frontera entre empresa de comunicación y empresa tecnológica cada vez es más difusa. Un buen ejemplo es la compañía Thomson Reuters. La centenaria agencia de noticias se define como la principal fuente de información inteligente para los negocios y profesionales del mundo y deja clara su apuesta por la industria del software. Desde su nacimiento a mediados del siglo XIX, Reuters ha sido un ejemplo de lo que el fundador de Hacker News, Paul Graham, denomina cultura hacker, que no es otra cosa que practicar la innovación desde la base para hacer fácil lo difícil. Reuters hackea el negocio de los contenidos informativos a diario para marcar la diferencia con sus competidores. El negocio de las noticias apenas representa hoy el 10 por ciento del total de la facturación del grupo Thomson Reuters.

A diferencia de lo que hace el resto de los medios de comunicación, Reuters vende a sus clientes/asociados/lectores información inteligente, que aporta valor, porque la información por sí sola, como subraya la propia compañía en su web, ya no es suficiente. En esa lógica hackeriana de hacer fácil lo difícil, Reuters llama a sus productos soluciones destinadas a proporcionar una visión única y con garantía para resolver los desafíos a los que se enfrentan los profesionales de hoy en día.

Por otro lado y tal como ha ocurrido en otros sectores, hay una parte del proceso de producción de los medios de comunicación que tenderá a automatizarse. De hecho, ya lo están haciendo algunos medios, utilizando inteligencia artificial, de manera que son capaces de transformar los datos en textos. Ya sabemos que un periodista es mucho más que eso; pero hay una parte más rutinaria del trabajo periodístico y para productos de menor valor añadido, en la que la automatización se impondrá.

En las elecciones de 2015, Le Monde ya utilizó los robots de la empresa francesa Syllabs para redactar textos con los resultados electorales de cada circunscripción. El software de esta empresa se utiliza con frecuencia para portales inmobiliarios o de todo tipo de anuncios.

Por último, convendría que la industria de los medios de comunicación siga la estela de lo que hacen otras industrias. Así, deben aprovechar la innovación tecnológica para conocer más de sus audiencias. En este sentido, podrían utilizar herramientas de Big Data para saber más acerca de los gustos de sus clientes y apostar por contenidos en sintonía con las preferencias de sus públicos, o explorar tecnologías como Blockchain, que puede tener una gran relevancia en la industria de los medios, como la está empezando a tener en la industria cultural.

¿En qué aspectos Blockchain puede ayudar a reinventarse a los medios?

Blockchain promete democratizar todos los mercados aún más que internet y llevarnos a entornos más colaborativos y descentralizados. Tal vez sea éste el reto que Blockchain plantea a los medios de comunicación, es decir, cómo llevar a cabo su producción de bienes y servicios (noticias y entretenimiento, fundamentalmente) de una manera más colaborativa y descentralizada. Hay que tener en cuenta que, hasta ahora, la lógica del funcionamiento de los medios de comunicación ha sido justamente la contraria, actuando como focos centralizadores de lo que estaba más o menos disperso: el medio centralizaba todo un flujo de información que esta difuso, que surgía aquí y allá, y lo centralizaba bajo su marca, dando una especie de certificado de "existencia". ¿Seguirá esto siendo así?

Sin duda, Blockchain difuminará aún más el papel de los medios de comunicación y los periodistas podremos desarrollar nuestro oficio en plataformas diferentes a las actuales, por ejemplo, plataformas tipo Uber, donde seremos remunerados directamente por nuestros lectores. Además, Blockchain también puede servir de ayuda para garantizar la libertad de prensa de los periodistas en lugares y circunstancias en que su labor profesional se sienta amenazada, ya que permite ocultar el origen de la información, sin que ello repercuta en su veracidad.

Pero vayamos a lo que hasta ahora ha sido la fuente de financiación de los medios, como la relación con la publicidad. Hay que partir de la actual situación, en la que Facebook y Google controlan ya más del 80% de la publicidad online, que es la que crece continuamente. Es decir, actualmente los medios de comunicación apenas contratan una quinta parte de la publicidad que se mueve en internet. Pues bien, Blockchain puede hacer cambiar esta situación.

Para combatir con gigantes como Facebook y Google por la publicidad online, los medios tienen que ofrecer un valor diferencial a las propuestas de estos dos gigantes tecnológicos. Y aquí los medios pueden beneficiarse de una de las características que definen Blockchain, como es la centralización. Pueden retar a Facebook y Google desde las cualidades derivadas de Blockchain y, sobre todo, preservan la privacidad de los usuarios y, por lo tanto, consumidores de publicidad. Hay que tener en cuenta que esas dos grandes compañías se alimentan especialmente de los datos de sus millones de usuarios, de los movimientos que registran y que la preservación de la privacidad es uno de los debates con más fuerza en la actualidad. Es aquí donde entra a tomar parte Blockchain

¿Cuáles son algunas de las empresas o start ups que hacen cosas interesantes en el mundo Blockchain y medios?

Hay toda una ebullición de empresas que están articulando Blockchain en la industria de los medios de comunicación. Uno de los ejemplos más interesantes es el de Steemit, empresa desarrollada con tecnología blockchain y que recompensa a los periodistas o bloguers con criptomonedas en función de los votos que los lectores conceden a sus contenidos. De la misma manera y al mismo tiempo, también remunera a los usuarios por votar sus informaciones favoritas.

Una web de semejantes características es la de Decent que, además de remunerar a los blogueros y periodistas que publiquen con cierto "eco", tiene por bandera no tener ningún tipo de censura. Hay que darse cuenta que, a la luz de lo que ofrecen estas empresas, estamos, pues, ante un panorama que a los profesionales del periodismo se les puede aparecer un tanto amenazador, ya que se está proyectando la posibilidad de que haya medios de comunicación sin periodistas, como tales. No es otra cosa que lo que ocurre en otros ámbitos y otras industrias. Por ejemplo, en la turística, donde hay personas que ofrecen habitaciones sin, por ello, ser hoteles u operadores profesionales del turismo. Pues lo mismo con respecto a la oferta de contenidos mediáticos.

Luego hay interesantes alianzas o, mejor dicho, flujos de inversiones. Un ejemplo es el de la corporación mediática Axel Springer participando en el capital de SatoshiPay, una startup que en 2016 puso en marcha una plataforma para que los editores web puedan monetizar sus contenidos, ya sea a través de su lectura, su escucha o su visionado, ofreciendo la posibilidad de los micropagos por esos consumos o recepciones. La tecnología de pago de esta empresa permite transferir cantidades tan pequeñas como 0,01 euros, y todo gracias a Blockchain. Esta startup ofrece así una alternativa a los editores que desean llegar a esos consumidores que han instalado bloqueadores de publicidad: se consume sin publicidad, pero pagando pequeñísimas cantidades.

Al igual que tenemos empresas que ganan dinero por pagos por recibir contenidos sin publicidad, las hay que recompensan a los consumidores por recibir publicidad. Es el caso de la empresa Unonimity, que conduce a cualquier medio a cambio de ver anuncios personalizados, aunque su "contrato de confianza" estriba también en la preservación de la privacidad, ya no registra huellas de datos personales. En el otro polo tenemos al buscador Brave, que permite ver los contenidos de los distintos medios de comunicación, por un pequeño pago; pero sin publicidad. Esta propuesta de Brave ha levantado las iras de los medios de los que este buscador obtiene los contenidos que ofrece a los receptores.

Covadonga Fernández González, periodista, cofundadora de olechain.com, plataforma organizadora del Primer Congreso Internacional sobre Blockchain y Periodismos y co-autora con Alex Preukschat, del libro Blockchain: La revolución industrial de Internet, ha escrito el capítulo de medios de comunicación. El citado libro lo publicará Gestión 2000 (Grupo Planeta) el 23 de mayo de 2017 y ya está disponible en preventa con Amazon.es. Las novedades se pueden seguir en @LibroBlockchain y LibroBlockchain.com.

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