Tecnología

BQ: "Nuestros teléfonos de 200 euros son como los de 800 pero sin sacarles el cuádruple de margen"

Rodrigo del Pardo, socio fundador de BQ. F. Villar.

¿Quién dijo que las asociaciones de alumnos eran sólo productivas en el ámbito de la Universidad? En una pequeña estancia de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicaciones de la Universidad Politécnica de Madrid nació la compañía que, a día de hoy, se ha consolidado como una de las empresas líderes en el sector de la telefonía móvil en nuestro país: BQ. Consulte aquí la nueva edición de la revista Gestión Empresarial de elEconomista.es.

Sus seis socios fundadores -Alberto Méndez, Iván Sánchez, Adán Muñoz, David Béjar, Ravín Dhalani y Rodrigo del Prado- han tratado de integrar en un mismo paquete calidad y precios competitivos para ofrecer al cliente "la mejor experiencia".

Tanto es así que, sólo en diciembre de 2014, el teléfono más vendido en el mercado libre fue un BQ, mientras que dentro de los diez móviles más comercializados, había hasta un total de cinco dispositivos de esta compañía. Un proyecto que comenzó con la venta de componentes  electrónicos en kit para hacer impresoras, y ahora ha alcanzo nuevos sectores como la telefonía, las tabletas, los libros electrónicos o la fabricación, nuevamente, de impresoras, está vez en formato 3D.

¿Cómo comenzó el proyecto?

A raíz de una asociación de alumnos montamos en la propia escuela una tienda de ordenadores donde construíamos nuestro producto seleccionando los componentes. Después los comercializábamos con unos márgenes más bajos dentro de la propia escuela. Para poder salir fuera montamos una web de comercio B2B -business to business- donde vendíamos los componentes y memorias USB como accesorios.

¿Cuándo llegó la gran oportunidad?

Un cliente nos llamó a la tienda y nos dijo que quería  comprar 50 memorias USB sin marca como regalo promocional para sus clientes. Vimos que era una idea útil, novedosa y que llamaba la atención, por lo que decidimos especializarnos en el regalo promocional y en ese mundo fuimos creciendo.

Nos fuimos a China porque todas las memorias se fabricaban allí, y fuimos integrando todos los procesos hasta que, en 2010 abrimos nuestra primera fábrica. Ahora estamos fabricando entre 1,2 y 1,3 millones de memorias USB al año, y pronto esa fábrica dejará de fabricar estos dispositivos para construir impresoras 3D para el mercado asiático, mientras que las memorias USB se producirán en Rivas.

¿Cómo se pasa de la venta de consumibles electrónicos al mundo de la telefonía?

Fue un proceso lento. Primero comenzamos con la comercialización de libros electrónicos. Creamos, junto con otra empresa española, Luarna Ediciones, una sociedad conjunta, Mundo Reader, que es la matriz de BQ. En ese momento sólo había una empresa de libros electrónicos española y las compañías internacionales eran muy pocas, por lo que se trataba de un terreno muy virgen. A partir de 2011 entramos también en el mundo de las tabletas y durante 2012 nos plantemos dar el salto al mundo de los smartphones porque vimos que fabricar este tipo de  dispositvos comenzaba a ser viable.

Aterrizar en el sector de la telefonía, tradicionalmente muy competitivo, ¿causaba algo de vértigo?

Fue una decisión muy meditada. La tecnología es el sector más cambiante que hay, pero eso no te tiene que dar miedo mientras que todas las compañías juguemos con las mismas reglas. Sabíamos que el smartphone iba a ser el centro de nuestra vida digital porque realmente es el primer ordenador personal. Por eso nuestro reto era dar la mejor experiencia a los clientes, siendo capaces de ofrecer un producto que fuera a resistir hasta ocho horas, ya que su nivel de uso es distinto al de una tableta.

Uno de sus factores diferenciales es el precio. ¿Cómo es posible esa distinción con respecto a otras marcas?

Los costes de fabricación de un smartphone de 800 euros no son 700 euros. No he visto todavía ningún teléfono cuyo coste de fabricación esté por encima de los 300 dólares (278 euros). Al final nos cuesta fabricar a todos lo mismo, y un smartphone de 800 euros no cuesta fabricarlo cuatro veces más que el nuestro de 200. Cada compañía tiene su política. Hay empresas que invertimos menos en publicidad y otras que lo hacen más porque sus clientes prefieren tener un producto que todo el mundo reconozca.

En BQ el objetivo ha sido darle a los clientes una experiencia de producto buena. Hemos apostado por el  boca a boca y hoy en día tenemos 2,5 millones de clientes satisfechos. Es una técnica de progreso más lenta, pero también es mucho más sana y segura.

Ahora que están creciendo más, ¿se plantean darle más peso a la publicidad?

No vamos a subir los precios de los productos para poder hacer más publicidad porque nuestro modelo de compañía no es ese. Nuestro objetivo es tratar de hacer los mejores productos y vendernos al mejor precio posible.

Una de las cosas que se critican es que sois una empresa nacional pero la fabricación tiene lugar en China, ¿por qué?

La fabricación de las impresoras 3D, que fue nuestro primer producto propio, sí se realiza en España y se exporta a más de 50 países, ya que los componentes que se necesitan sí se encuentran aquí. Probablemente el 80% de la fabricación de impresoras sea para exportación. En cambio, fabricar móviles, tabletas y libros electrónicos en España es imposible, ya que aquí no hay empresas que se dediquen a esto, y como tal no hay gente capacitada para desarrollar estos productos ni industria auxiliar alrededor, ya que los proveedores de los materiales están allí.

¿Cuál es el camino para que la producción vuelva a Europa?

Hay que construir las herramientas -hardware, software e impresoras 3D- para ponerlas a disposición de la gente y enseñarles cómo se usan. Así, en el momento en el que comience a haber iniciativas empresariales en torno a la tecnología, empezará a haber proveedores de componentes electrónicos, empresas auxiliares y se generará el tejido industrial necesario para que la fabricación vuelva a Europa.

Su objetivo entonces no es sólo vender productos.

Nuestro fin es crear herramientas para que nuestra sociedad se convierta en una comunidad generadora de tecnología. Por eso es impresncindible que las nuevas generaciones se formen, no sólo en la utilización de tecnología, sino también en su desarrollo. Es uno de los sectores que menos paro tiene, y por tanto quién sepa de tecnología va a poder trabajar. Además, hoy en día todos los demás campos necesitan de este sector.

¿A qué países están llegando y cómo está siendo la exportación?

Los dispositivos móviles, las tabletas y los libros electrónicos se están vendiendo en Europa: España y Portugal sobre todo, también Francia y Alemania. Además, se está abriendo una nueva oficina en los países nórdicos y también llegaremos a Italia, pero preferimos  circunscribirmos a Europa, porque queremos seguir ofreciendo el buen servicio técnico que damos en la Península, el cual sería muy difícil y costoso ofrecer en países más alejados.

En cambio, toda nuestra parte de robótica educativa e impresión 3D si es un modelo más exportable. Por eso estamos llegando a más de 50 países, entre ellos, EEUU, Rusia, Latinoamérica, Oriente Medio, Japón o China, ya que el nivel de servicios y el soporte que necesitan estos productos sí lo puede dar un socio local.

¿Qué novedades presentarán durante este 2015?

Van a salir al mercado los Aquaris M, que se presentaron en el Mobile World Congress de Barcelona, y también habrá más productos de 3D. Pero no vamos a abrir nuevas líneas de negocio, como es el caso de los wearables o dispositivos electrónicos que se incorporan en alguna parte del cuerpo, pues creemos que todavía es un producto de nicho. Por tanto, se renovarán productos e irán apareciendo otros nuevos, pero dentro de la misma gama.

¿Esperan mantener estas cifras de negocio?

Las expectativas son buenas. El año pasado facturamos 200 millones de euros, de los cuales, entre el 60 y el 70% pertenecía a la telefonía, es decir, vendimos dos móviles y medio por cada tableta. Actualmente, en el mercado libre tenemos una cuota de mercado del 19%, que representa aproximadamente el 45% del mercado total.

Además, estamos empezando a trabajar con operadoras locales y de móviles virtuales, por lo que creemos que todavía hay espacio de crecimiento y mercados por explotar que son más grandes que el español.

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