
La privacidad sigue siendo un valor en alza en una era digital donde las empresas conocen cada vez más datos sobre sus usuarios, o potenciales usuarios, al tiempo que éstos revelan parte de su vida en las redes sociales a la vez que desean que determinados hábitos de consumo o información no sean utilizados por las compañías para pautar su estrategia de negocio.
Apple ha sabido identificar este filón: la privacidad como ventaja competitiva, frente a una competencia englobada que se alimenta de ella. La compañía dirigida por Tim Cook considera que los consumidores no solo valoran la privacidad, sino que es uno de los factores clave a la hora de decidir si realizan una compra a través de Internet.
El pasado mes de septiembre, la compañía de la manzana realizaba un nuevo e interesante movimiento: Cook firmaba la nueva declaración de privacidad de la empresa, con algunas referencias indirectas a Google, Facebook y Microsoft.
Si es gratis, el producto eres tú
"Hace unos cuantos años, los usuarios de servicios de Internet empezaron a darse cuenta de que cuando un servicio online es gratuito, ellos no son el cliente, sino el producto. Pero en Apple creemos que la experiencia excepcional como cliente no debe ir en detrimento de su privacidad", escribía Cook.
Y añadía el CEO de Apple que "nosotros no construimos un perfil basado en el contenido de tu correo electrónico o de tus hábitos de navegación para venderlos a los anunciantes. Nosotros no monetizamos la información que almacenas en tu iPhone o en tu iCloud. Y tampoco leemos tu email o tus mensajes para obtener información de mercado".
Más que una declaración de privacidad, ha sido toda una declaración de intenciones. Y también una sutil petición a los usuarios, a los actuales y a los potenciales. Léase del siguiente modo: confíe usted en Apple, que aquí no mercadeamos con su privacidad.
Las bazas de Apple
- Los clientes son dueños de sus datos: Los proveedores, incluyendo la propia Apple, deben pedir permiso antes de recopilar los datos o dejar que un tercero lo haga. Tanto iOS como OS X preguntan al usuario antes de enviar sus datos a Apple. Los clientes tienen el control.
- Recoge la menor cantidad de datos posible: Los convierte en anónimos siempre que puede y los elimina cuando ya no los necesita. Por ejemplo, los datos de Siri se asocian a un número aleatorio, no a un ID de Apple,y los datos de voz se borran pasados seis meses.
- Cifrado en la medida de lo posible: Apple no lee los mensajes de iMessage, de modo que estos están cifrados en su totalidad. En el caso de iCloud Mail y de iWork, estos también cifran los datos, pero algunos de ellos sí son visibles por parte de Apple para permitir que los servicios en la nube puedan trabajar sin problemas.
- Sin puertas traseras: Los datos de todas las aplicaciones en iOS están cifrados con la clave de acceso del usuario y una clave de hardware única de cada dispositivo, que Apple no rastrea.
- Protección de los clientes de los proveedores de servicios: Las aplicaciones no pueden acceder a los datos personales o de localización almacenados en iOS u OS X sin permiso, aunque el usuario puede revocar el permiso en cualquier momento.
Opuestos a Google y Facebook
Estas medidas se contraponen a gigantes de la industria como Google y Facebook, pues el núcleo de su negocio depende en su mayor parte de la recogida de grandes cantidades de datos de sus usuarios. También en el caso de Microsoft, este prioriza las necesidades de sus clientes corporativos frente a las de los consumidores.
Para Google resultaría casi imposible dejar de escanear los correos electrónicos, dado que la publicidad dirigida constituye su negocio principal. Facebook tampoco va a acceder a cifrar por completo todos los mensajes que se intercambian a través de la plataforma por el mismo motivo. Y Microsoft no impedirá que los administradores controlen teléfonos u ordenadores.
Es aquí donde Apple ha sabido abrir una importante brecha con sus competidores, esa que la diferencia del resto. Su modelo de negocio ataca uno de sus flancos más débiles y solo si descubren cómo hacer frente a tal desafío, no menor, podríamos estar en los prolegómenos de una batalla por librar en los próximos años: mientras la Red se expande a velocidades de vértigo y engulle ingentes cantidades de datos, la compañía que consiga proteger mejor la intimidad de sus usuarios será aquella que se gane su preciada confianza y, con ella, su fidelidad.