British Telecom (BT) tiene cuatro poderosas razones que le animan a llegar a un acuerdo con Telefónica para comprar su operador británico O2, antes que hacerlo con Deutsche Telekom y Orange, dueños de Everything Everywhere (EE). Según ha podido averiguar elEconomista a través de fuentes conocedoras de la situación, existen argumentos económicos, estratégicos y hasta sentimentales que invitan al optimismo en el seno del grupo español. En el pulso entre O2 y EE está en juego un saneamiento histórico de la compañía que preside César Alierta, así como una nueva configuración de poder entre las grandes telecos del Viejo Continente.
1 Menos dinero. Como en todo proceso de toma de decisiones, el precio será un factor determinante, pero no el único. Por lo pronto, el importe que presumiblemente ofrecería BT por O2 será inferior al que propondría a EE, ya que el grupo español se muestra dispuesto a abaratar la operación a cambio de adquirir una participación significativa en la sociedad resultante. Ese escenario de pago en efectivo y con acciones no seduce especialmente a EE, que inicialmente preferiría dinero contante y sonante para así hacer las maletas y salir del Reino Unido, tal y como había decido antes de formalizar la fusión en 2010. El mercado acepta como razonable un desembolso en efectivo de 6.000 millones de euros y una participación de Telefónica en la sociedad resultante próxima al 20 por ciento. Semejante reparto tiene más que ver con una integración de O2 en BT que con una fusión BT con Telefónica.
2 Negociación más ágil. Las conversaciones de BT con Telefónica se presuponen más sencillas que con EE, dado el carácter semipúblico de sus dos accionistas. Tanto Orange como Deutsche Telecom disponen de participación pública de sus respectivos estados cercanos al 30 por ciento. Asimismo, parece más asequible llegar a un acuerdo con un solo interlocutor (Telefónica) que con dos jugadores distintos al mismo tiempo (Orange y Deutsche Telekom). Pese a que BT ha confirmado que mantiene contactos con más de un operador, las "conversaciones preliminares" de BT se presentan más avanzadas con el grupo español que con la entente franco alemana. En ese sentido, Telefónica reconoció el pasado lunes la existencia de contactos con BT, algo que no realizaron ni Orange ni Deutsche Telecom ante sus respectivos supervisores bursátiles.
3 Más contenidos. Telefónica lleva tiempo apostando por los contenidos, consciente de que el crecimiento de la banda ancha fija de alta velocidad irá de la mano de una oferta audiovisual de gran atractivo. La fibra óptica sólo tendrá interés entre los suscriptores si estos pueden disfrutar de contenidos exclusivos de calidad y en alta definición. En ese empeño, Telefónica puja por los derechos de grandes campeonatos deportivos, como las grandes ligas de fútbol, la Fórmula 1, el Mundial de Motociclismo o los grandes estrenos de series de televisión estadounidenses. Ante ese bagaje y catálogo, BT tiene sobrados alicientes para asociarse con la española antes que con otros. La británica sabe que la competencia de las teleco integradas en el negocio de los contenidos con Virgin o TalkTalk será feroz.
4 Afinidad histórica. British Telecom mantiene con O2 una relación emocional con la que de ninguna forma podría competir Everything Everywhere. Muchos de los empleados de la filial de móvil de Telefónica son empleados de BT, que ya estaban en la compañía cuando la española adquirió O2 hace nueve años. Eso también pesa.
Sin embargo, no todos los elementos sonríen a Telefónica en su pugna con EE. La alianza francoalemana dispone a su favor de unas sinergias estimadas superiores a las que podría generar la española (7.500 millones de euros frente a 5.700 millones). Además, la compra de EE por parte de BT evitaría la ruptura del actual contrato de operador móvil virtual, algo que sería inevitable si Telefónica ganara la partida.