
Una línea de código dispuesta para proteger el sistema informático de sobrecargas fue suficiente para provocar un apagón masivo, que dejó a millones de personas sin posibilidad de comunicarse con el teléfono de emergencias 911 (el equivalente estadounidense del 112) durante más de seis horas.
Siete de la cincuentena larga de estados de un país más que acostumbrado a responder (y sobrerreaccionar) a las emergencias lidiaron durante esas fatídicas horas con uno de los fallos más estrepitosos de su sistema de alerta, del que se hace eco el diario Wahington Post, y que dejó sin servicio de emergencias a nada menos que 11 millones de ciudadanos.
El resultado, según un informe del gobierno federal que se acaba de publicar, es que al menos 6.000 llamadas se quedaron sin atender, la mayor parte de ellas (unas 4.500) en Washington D.C. la capital de Estados Unidos.
El fallo en cadena se desencadenó en una compañía privada llamada Intrado, que se encarga de mantener los sistemas que dirigen cada llamada al servicio de respuesta más apropiado en función de la localización del usuario.
En ese proceso, Intrado le asigna un identificador único a cada llamada, que le sirve a modo de matrícula con la que sabe en todo momento quién está respondiendo a ella y en su caso, a que otros servicios ha sido derivada.
El 9 de abril de este año, al software de Intrado se le acabaron las matrículas al llegar a los 40 millones. Y se desató el caos.
Las llamadas que intentaban acceder al 911 se enrutaban hacia el programa, que denegaba la respuesta y dejaba a los usuarios sin poder pedir una ambulancia o la asistencia de la policía. De rebote, el cuello de botella creado por la repetición de las llamadas sin responder provocó la saturación en los centros que sí funcionaban.
El fallo se produjo sólo unas semanas antes de que los sistemas de control de buena parte del espacio aéreo norteamericano quedasen fuera de combate por un fallo de diseño, lo que ha desatado la polémica acerca de la resistencia de las redes críticas de comunicaciones a situaciones de emergencia real, como ataques terroristas.