
La vida es el espacio de tiempo que transcurre entre selfie y selfie. Que se lo digan a Arantxa. Tiene 16 años y la memoria de su móvil repleta de autofotos. De cada 100 instantáneas, 43 son autorretratos. Ella es un perfecto ejemplo de la generación selfie. Sus amigas son iguales o peor. Dice que siempre posa con el mismo gesto, luciendo morritos y con la uve de sus dedos en primer plano. Una foto tras otra, siempre igual. Ella lo encuentra gracioso. Le gusta lucirse así. "Mira ésta... y no te pierdas ésta otra", que es casi calcada a la anterior. Si algún día perdiera el móvil, le resultaría fácil demostrar su propiedad. Acceda a la nueva edición de la revista especializada elEconomista Tecnología.
Porque una imagen vale mucho más que mil palabras, se hace fotos de manera compulsiva y las comparte con gente que debe hacer lo mismo.
No es extraño que el Diccionario Oxford eligiera el anglicismo selfie como la palabra más relevante en 2013. El término wefie (autofoto de grupo) puede correr la misma suerte. Las fotos más compartidas del pasado Mundial de Fútbol fueron las que se hicieron los propios futbolistas en el vestuario. La plaza de Trocadero, frente a la Torre Eiffel, colecciona el mayor número de selfies por minuto de Europa. La última gala de los Oscar pasará a la historia por un selfie de las estrellas, ahora convertido en icono de este nuevo género fotográfico.
El software de tratamiento de imagen diversifica su oferta de marcos y efectos mientras que los fabricantes de cámaras réflex pierden la batalla del futuro cada día que pasa. Los ingenieros asumen que la mayoría de los selfies se realizan en interiores y con pobres condiciones de iluminación, lo que les obliga a cambiar sus prioridades en los desarrollos de nuevas ópticas.
Prestaciones según la marca
Nokia fue el primer fabricante de móviles capaz de vender más cámaras que los propios especialistas del negocio, como Nikon o Canon. Ahora, el líder mundial es Samsung, a años luz del siguiente competidor. Suyas son aportaciones como la selección de mejor rostro en fotos de grupo o el disparo a ráfagas. Apple se desmarca de sus rivales con las prestaciones de grabación en vídeo en cámara lenta o captura o el time-lapse, para resumir con su cámara fija varias horas o días en un vídeo de una decena de segundos.
Las autofotos son uno de los fenómenos más curiosos de la sociedad digital. De hecho, los usuarios han cambiado la forma de disfrutar de los momentos más memorables de sus vidas. Al segundo de tomar la foto con el móvil, la vista se concentra en el dispositivo para comprobar la calidad de la instantánea, ajeno al espectáculo que le rodea. Esa rutina puede entretenerle mucho más tiempo si comprueba que dispone de mensajes de WhatsApp sin leer, correos sin contestar o ganas de compartir la foto en las redes sociales. No es extraño ver a cientos de personas abducidas por el móvil frente a las cataratas de Iguazú. Deberían mirárselo.
Parecido pecado se comete cuando miles de personas desenfundan su smartphone para grabar en directo todo tipo de espectáculos que tienen delante. "La gente mira un concierto de rock a través de las cuatro pulgadas de su móvil en lugar de olvidarse del cacharro y disfrutar del recital con todos los sentidos", explica un directivo de la división de móvil española de una importante multinacional. "Sacrifican el pleno disfrute de un momento en vivo para grabarlo, seguramente con condiciones precarias de imagen y sonido, con tal de poder compartirlo y demostrar que estuvieron allí", añade.
Por otra parte, un reciente estudio pone la piel de gallina al asegurar que uno de cada cuatro jóvenes europeos, de entre 18 y 24 años, se ha hecho un selfie mientras conducía. Un autorretrato al volante puede distraer al autor durante 14 segundos, espacio de tiempo suficiente para recorrer casi medio kilómetro si circulara a 120 kilómetros por hora. Por ello, Ford presentó el año pasado un estudio donde alertaba sobre la proliferación de accidentes de tráfico provocado por conductores que se hacían selfies para luego difundirlos en las redes sociales.
Los fabricantes se han aplicado en la mejora de las cámaras frontales. Suman megapíxeles, estabilizadores de imagen, autofocus, flashes y detectores de rostro. El propio móvil detecta el cuadrante de la pantalla en el que aparece el protagonista para tomar instantáneas a ciegas. También multiplica la amplitud del cuadro y añaden reconocimiento de voz para que el disparador se active.
Samsung acaba de lanzar al mercado una cámara (NXMini) que permite abatir la pantalla para ver el resultado del selfie al tiempo que se capta, también activa el disparador por medio de la voz, lo que facilita una enormidad la autofoto. Los modelos Note 3 y note 4, S5 y Alpha cuentan con las funcionalidades como Dual Camera, Animated Photos, Best Face y Beauty Face. También incorporan un temporizador y la función que permite revisar la foto antes de realizarla. Asimismo, el Note 4 irá más lejos con un selfie panorámico.
Bajo el agua
Sony anima a tomarse autofotos debajo del agua, con una familia Xperia. La última criatura del gigante nipón es el Xperia C3, del que dicen que es el mejor selfie smartphone del mundo. De esa forma, la cámara frontal de 5 megapíxeles presume con su gran angular, su flash y el software ProSelfie cam. LG ha equipado su modelo G3 con el Modo Selfie que permite al usuario iluminar su rostro tocando la pantalla. Ese destello adicional proporciona una iluminación de relleno con resultados sobresalientes. Huawei se abraza a su smartphone Ascend P7 para ofrecer la mayor amplitud focal del mercado en su cámara frontal de 5 megapíxeles y f.2 de luminosidad. Para que la foto nunca corte cabezas, el móvil es capaz de realizar fotos panorámicas con la cámara delantera.
HTC promete coronarse como nuevo rey del selfie con su Desire Eye, con una óptica frontal de 13 megapíxeles enriquecida con un software que permitirá tomar fotos con las dos cámaras al mismo tiempo. De esa forma, se puede incluir al autor del selfie en la imagen principal por medio de un sorprendente montaje con silueteo. Los más presumidos pueden retocar su retrato sobre la marcha con un filtro.