
Embrollo legal a la vista para los creadores de Rift, las gafas de realidad virtual propiedad de Facebook desde que a finales de marzo se hiciese con el control de la compañía que la desarrolla -Oculus VR-, por 2.000 millones de dólares.
Según expresa en su demanda Zenimax Media, fue ella quien diseñó "las especificaciones y las funciones" que han tomado forma en el kit de desarrollo de software de las gafas Rift, y quien realizó el grueso de las tareas necesarias para hacerlas realidad.
Zenimax asegura que John Carmack -actual jefe de desarrollo técnico de Oculus VR- y otros antiguos empleados de ZeniMax le pasaron a la Start-Up "código protegido por copyright, información secreta y know-how técnico" que se habrían reusado en las gafas.
¿Espionaje industrial?
La demanda va dirigida contra Oculus VR como beneficiaria del supuesto robo de tecnología, y directamente contra la persona de uno de sus dos fundadores, Palmer Luckey, como su -presunto- principal responsable.
Siempre según la demanda de Zenimax, Luckey habría recibido apoyo directo de Carmack cuando éste todavía estaba en su nómina. A cambio, Oculus VR habría recompensado esa ayuda asignándole el puesto de máximo responsable técnico.
Zenimax, que ya había aireado su posición anteriormente, reconoce que fue la valoración milmillonaria que hizo Facebook de su competidora, al comprarla, lo que le abrió los ojos acerca de la necesidad de reparar el posible daño, incluso judicialmente.
Oculus VR ya había asegurado, en respuesta a las acusaciones previas al proceso judicial, que "no hay una sola línea de código de Zenimx, ni ninguna de sus tecnologías, en ninguno de los productos de Oculus.