
El negocio mundial de Internet tiene el corazón en vilo ante las votaciones que ayer se produjeron en el seno de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por su sigla en inglés). La decisión del regulador estadounidense de las telecomunicaciones de limitar la denominada neutralidad de la red cambiará las grandes reglas del juego en el mercado online. La referida neutralidad se refiere a un concepto histórico por el que los dueños de las redes no podrán discriminar en su acceso a unos servicios respecto a otros, en función de su procedencia, contenidos o plataformas.
Por una pequeña ventaja de tres votos sobre dos, el regulador aprobó que determinados proveedores de servicios de conectividad puedan garantizar la máxima calidad y velocidad a determinados contenidos en detrimento de otros.
Es el caso de Verizon, la segunda compañía de telecomunicaciones de los Estados Unidos, que está dispuesta a cobrar a Netflix (el mayor videoclub online del mundo) para garantizar que el flujo de vídeo nunca se interrumpa.
Las razones de Verizon
Los motivos que maneja Verizon, alentadas por el resto de las grandes telecos, parecen contundentes en el caso de Netflix: se trata de un servicio que acapara casi un tercio de la totalidad del tráfico online estadounidense. Los proveedores de acceso a Internet llevan mucho tiempo reclamando contraprestaciones económicas a los servicios de vídeo que disfrutan de las infraestructuras de red sin contribuir ni invertir en las mismas.
De esa forma, otras muchas páginas webs podrían verse obligadas a pasar por la caja del operador de telecomunicaciones para asegurarse de que la saturación de la red no afectará a sus clientes.
En cualquier caso, la trascendente decisión todavía necesita superar diversos filtros. De esa forma, la FCC prevé abrir la propuesta al público durante 120 días, con el objetivo de sondear a los internautas si desean implementar este concepto de "priorización pagada".
En el caso de que se elimine la neutralidad de la red, Internet ofrecerá dos velocidades: para los que pagan y para el resto. Los primeros gozarán de velocidades y prestaciones de alta calidad, privilegios que no gozarán las puntocom que decidan no pasar por taquilla.
De lo anterior se desprende que las compañías que contraten mejores condiciones de acceso repercutirán dichos costes sobre los internautas, con mayores tarifas en los servicios de terceros.